Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 29 de junio de 2014
Mientras te espero…
Mientras te espero…
mi cuerpo tiende a caer,
mi mente no quiere reaccionar,
mis palabras mudas estarán.
Te esperé…
ansiosa de tu regreso,
pero siento la trágica fatalidad
de no ser más
que una marca en un cuerpo
que huyó de mi lado.
Mis labios se han secado,
sedientos de tus besos,
sin ellos
es austero el firmamento.
Mientras te espero…
has dejado tu marca
en el fuego de mi pecho.
Florilegio de mi pulso enamorado,
que dirige cada hueso de mis dedos
que rasgan las cuerdas del violín
mientras te espero.
Sabes ya que no eres,
hoy, aquí, más que el recuerdo de tu planta,
que un día arrastró
la arena que llamamos tiempo.
Tú, ahora, en mí
eres hoy, sólo huella de tu huella,
de aquella
que
marcaste entre mis brazos.
¡Sensación de retorno!
Pero, ¿De dónde?
¿Dónde?
Allí estuvimos, sí, juntos
para encontrarnos y amarnos,
pero las presencias de siempre no bastaban.
Los besos se quedaban a medio vivir
de nuestros labios,
no sabían volar en una plenitud total.
Mientras te espero…
escribiré versos,
versos que desgarren el alma.
En su primer intento,
versos que simulen estrofas,
pero tú,
eres la poesía que pierdo.
Mientras te espero…
recuerdo mi mirada mirándote,
sentía paraísos,
virginales jardines de ti,
donde ahora, sin luz, ya no se puede entrar.
Por eso, nos marchamos,
se deshizo el abrazo,
se apartaron los ojos,
dejaron de mirarse,
para buscar el mundo donde nos encontráramos.
Y, de pronto, nos encontramos,
Sí, allí.
¿Cómo fue el encuentro?
¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos con las manos,
buscándonos a tientas,
con los gritos clamando,
con los besos que el vacío besaban?
¿Con choque de materia y materia,
combate de alma contra alma,
que a fuerza de contacto se convirtió
en victoria gozosa de los dos,
en un prodigioso pacto de amor
de tu ser con mi ser, enteros?
Mientras te espero…
sucedió el milagro,
tan sencillo,
como una luz que se encuentra con otra luz,
y queda así iluminando el mundo.
Y aquí, dentro de nuestras almas,
pervive el prodigioso saber que nos hallamos
y que mi dónde está
no sufre memoria.
Presagios tormentosos
Presagios
tormentosos,
¿es que
acaso la tormenta,
furiosa
y creciente
en el
cielo oscuro y misterioso
abruma
nuestro amor
o a la
inversa lo acrecienta
entre
los truenos y los relámpagos?
Palpita
un viento ardiente
como el
que sopla de un gigantesco incendio
y una
tromba guerrera brama truenos
que
prestos estallan
en
aullidos de airadas tempestades.
Presagios
tormentosos,
el
cielo, impenetrable y duro
nos
hace unirnos en un abrazo total y apretado
como
queriendo alejar
el
escudo de granito
que se
nos acerca queriendo hundir
el
mundo con su enorme paso.
Parecen
descender del infinito
invisibles
espíritus
blandiendo
espadas de relámpagos
y
nosotros corremos, manos entrelazadas,
pies
desnudos buscando una cueva secreta
para
encontrar el refugio
ante
esta majestad abrumadora
que nos
hace desfallecer
ante la
belleza y el miedo.
Nuestro
amor se agiganta
ante
tanta inmensidad
que
hace retemblar el firmamento.
Presagios
tormentosos,
el
perfume de la tierra mojada
nos
inunda al peso de sí misma,
después
irá veloz
como un
meteoro al fondo del abismo.
Con
galas de volcán, el sol radiante
en
niebla roja de fulgor metálico
traspuso
lentamente el horizonte
y nos
asombramos ante la llegada
de una
noche sin astros,
entre
las sombras, la tormenta avanza
rodeada
de grises nubarrones.
De
pronto, el viento silba más agudo
y la
tierra se puebla de visiones,
buscando
en vano
nuestras
miradas un salvador escudo.
Ya los
truenos errantes retumban
con
salvajes estampidos.
En
tropel se suceden los relámpagos
a cuyo
parpadeo la tierra,
loca de
pavor, se humilla.
Presagios
tormentosos,
la
tormenta está aquí, entre nosotros,
chocan
los truenos entre sí y estallan.
La
tempestad en sus furores crece,
es más
viva la lumbre del rayo,
mundos
hechos campanas
que
repican por todo el firmamento conmovido.
Cuando
se apaga la lumbre de un relámpago,
se
puebla la noche de una sombra,
tan
oscura que nos oculta a los dos
como
dos figuras misteriosas e inexistentes.
Se
desata la lluvia,
bajo el
soplo de un viento huracanado
que
sacude los árboles, diluvia
y
nosotros bajo el agua
como
fantasmas aturdidos,
corremos
y danzamos entre truenos y viento.
¡Por
fin, desde la altura
de un
cielo azul profundo,
las
estrellas de cándida hermosura,
llenas
de compasión y de ternura
dejan
caer sus luces sobre nuestro mundo!
Presagios
tormentosos
que nos
lleva a unirnos más
en un
revuelo de besos
bajo un
manto tembloroso
a la
tibieza de nuestro nido
dejando
lejos la fiera luz
de las
voces de huracanes lejanos.
Mi corazón te llama
Mi
corazón te llama,
escúchalo
palpitar sólo en pensar en ti.
Tristeza
es que mi corazón te llama a gritos
y tú no
estás aquí para compartir su soledad.
No te
escribo poesías,
te
entrego poemas de amor,
no te
oculto que te amo,
te lo digo en silencio
con mi
corazón clamando
por tu
presencia a mi lado.
En el
remanso de agua mansa
estoy
contigo
bajo la
verde cabellera de un sauce
que se
mueve a ratos.
Al río
la imagen del cielo
viste su hermoso terciopelo,
en el
centro fulgura el agua
con
cristales de fraguas.
Mi
corazón te llama,
respiran
gozos mis anhelos,
cantos
en la lira y en el alma vuelos,
sólo en pensar que estarás a mi lado
susurrándome palabras de amor.
¿Qué
bien a tu bien se puede igualar?
Clamo
por ti, vibro tan sólo en pensar en ti.
En la
amable brisa que besa mi frente,
oigo tu
sonrisa fugaz y clemente.
Mi
corazón te llama,
porque
en ti todo es suave,
la luz del rocío, el cantar del ave, el reír
del río.
El
cielo tan azul que amas tú
en
nuestro fragante edén nos espera siempre.
Mi
corazón te llama
al
despertar la aurora su mirada de alegre claridad,
de los
campos brota un perfume de paz
y mi
cuerpo ansía estar entre tus brazos,
sintiendo
tus dulces caricias
sobre
mi piel ansiosa y deseosa de ellas.
Un
alegre cantar de frescas notas
van
despertando el campo
en la
mañana de mi alma,
surgen
palabras de amor con inocente ritmo.
Mi
corazón te llama,
clama
por ti con desesperación,
late
con cadencia inspirada,
es un millar de notas que me subyugan
y un millón de arpegios
que me
elevan hacia ti
cuando
al brillar
la
aurora todo el paisaje canta.
En
fantásticos pentagramas,
plenos
de dicha y luz
te
espero en nuestro lecho de amor.
Mi
corazón te llama
y como
ardiente orquesta palpita, late,
en un
alado idioma sin palabras
surgiendo
estrofas en torrentes
que en
sones se precipitan.
Redoblan
los vibrantes tambores
en mi pecho con tan sólo pensar en ti,
son
orquestas con música de mares
y como
estruendosas cataratas de alegres notas
van a
la lira que los espera ansiosa.
Mi
corazón te llama,
con
amoroso sentimiento,
como
cuando los pájaros cantan en coro
y el
río ajusta a la sonata
las
liras de cristal sonoro
que
tañen las ondas de plata.
Contigo
a mi lado amado amante,
vuelan
los ritmos entre aromas de amor
y los
poemas, las prosas,
interpretan
raudos y veloces
todo lo
que por ti siente y arde
mi alma de poeta
todo el
trémulo esplendor de estar junto a ti.