Páginas

lunes, 19 de enero de 2015

Inocencia e ingenuidad taiwanesa


Inocencia e ingenuidad taiwanesa,
son ustedes 
todos mis amigos taiwaneses,
inocencia, 
ingenuidad, 
pureza total,
rodeados de un amor real,
que existe,
que sólo debo saber mirar 
y sentir.

Entre miradas soñadoras, 
profundas,
palpita el amor que todo lo da
y se conforma con poco,
que nunca me hará sentir sola
porque están firmes a mi lado.

Taiwaneses poetas, 
narradores,
de manos traslúcidas, 
pálidas 
y plenas de amor,
entregándose siempre 
a la curiosidad de la naturaleza,
de una flor de color intenso,
de una hoja amarillenta,
de una rama cortada al azar.

Son como ángeles 
cuyas alas cristalinas veo 
por estar plenas de amor,
que me tocan tímidamente,
con naturalidad,
y a veces, 
con un soplo de amor,
que no me dejará nunca.

Los amo 
y con el lenguaje 
con el que sólo nos entendemos 
que es el de las flores
 que son mensajes, 
que expresan nuestro sentimiento 
que de otro modo nunca podríamos hablar.

Los pensamientos 
se transmiten a través del cosmos, 
plenos de recuerdos 
y gestos simbólicos, 
una palmadita en un dedo, 
un abrazo fraterno 
con cordialidad y sinceridad.

Los querré siempre, 
calmarán mis penas, 
sentiré su fidelidad en la adversidad 
como un gran consuelo.

Inocencia e ingenuidad taiwanesa,
la nobleza los distingue,
su poesía es sentimental,
plena de gracia y dignidad
como música de pájaros.

Gracias 
por haberme dado 
tanta lealtad y amistad, 
me hicieron sentir muy feliz, 
con emociones de llantos y risas.

¡Que jamás nos olvidemos!
Que vuestro genio y candor 
no desaparezcan
y que vuestra pureza 
permanezca intacta 
entre risas y cantos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario