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martes, 20 de enero de 2015

Surcar distancias


Surcar distancias,
en un continuo deambular,
yendo y viniendo en noches de Penélope,
cielos abiertos frente al mar,
hacia el amor único y verdadero.

Surcar distancias para al fin ir
al encuentro de la pasión,
de la ternura,
con estrofas sin lágrimas,
versos de pensamientos puros,
de deliciosos tiempos que vendrán
en nardos empapados
en lloviznas finas.

Surcar distancias hacia los rayos
de plata de la luna naciente,
en visiones claras
que se entrecruzan para vivir
horas felices en los cielos del alma.

Surcar distancias
para que nuestras trémulas manos
se entrecrucen con caricias ansiadas.
Yo que soy capaz de sentirme todo espíritu,
a tu lado soy mortal
y no más ángel
como el luminoso Perseo.

Surcar distancias
para ir hacia la llama que quema
y hacer de dos mitades
una misma alma
como Platón en su Fedra.

Hablarnos el lenguaje mudo,
sin voz, ni palabras
en los momentos de dicha suprema
de dos seres que tiemblan
en el paisaje que baña la luz de la luna.

Surcar distancias para acercarnos
por puertas estrechas o ventanas semiabiertas
o corredores hondos y vernos abrazados,
reflejados en todos los azogues del mundo
en manos de agua.

Mis lágrimas serían alas
para ir a tu encuentro
y estrecharme en tu pecho desviviendo
la vida a cada nuevo paso.

Surcar distancias de los espejos
a los lagos para no ser tan sólo ilusiones
sino realidades vividas a pleno
sin ser día tras día
tan sólo un recuerdo.

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