Yo,
que morí mil veces
y soy capaz de
sentirme todo espíritu
y que conocí la
ausencia de la materia,
yo vuelvo hoy en otro
ser,
te canto a ti alma
gemela
que eres la mitad de
mi misma alma.
Tal vez
nos encontremos en el
espacio
y en el tiempo de una
dimensión de vida
en la que
compartiremos
expresiones de amor
intenso
y profundo.
La mitad de mi alma
la que tiene en
secreto
la lumbre que me
ilumina
y me lleva a las blancuras
de los astros
y me da los carismas
divinos
de la luz y del canto.
La mitad de mi alma,
la que apareces
en las luces de mis
sueños
entre los surcos sagrados
que en mi pecho
anidan,
entre mis nostalgias
y recuerdos vividos.
La mitad de mi alma,
eres mi cielo,
mi cielo nativo,
eres mi infancia,
mi juventud toda,
eres mi otoño
y en mi boca cantas
y por ti mis letras,
mis palabras fluyen
en poemas de amor
que van hacia ti.
La mitad de mi alma,
tienes olor de
azahares de novia,
de mi pecho derramas
espejos del recuerdo
de cielos
de campanillas y manantiales
de dicha que suave
manan por aquí,
más allá, más lejos,
hacia ti.
La mitad de mi alma,
¡qué alegría que
existas
tú tan cerca olas,
mío!
y todo brilla a nuestro
alrededor,
olas, reflejos,
ondas,
seres de luz sobre el
agua quieta,
para que tú y yo
gocemos el momento
de ser almas de
gemelas
haciéndose la luz
despacio de las noches
tras las auroras.
La mitad de mi alma,
es ahora,
mi alma entera
como un pliego dorado
que llega al texto
mágico
donde se encuentran
las ideas,
los sentimientos,
las inspiraciones
como revelación del
fulgor nuevo
de ser uno y no
mitad.
¡Triunfo!
¡revelación!
en impolutas páginas
tú y yo estamos
juntos
y el pensamiento nacido
de la nada
es elevado al todo
traduciendo
incógnitas lejanías
a gozos inmediatos…
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