Luz
inesperada,
las voces del mundo
han levantado sus soles
en el
interminable laberinto de la tierra
y nadie ha podido aún
encontrar
la esencialidad del existir
porque
habita
en el
invisible corazón de la eternidad.
Más
allá de las palabras,
de los
sentidos y las ideas,
en el
territorio oculto de tiempos escurridizos,
en los
mares infinitos,
se
acuna la fuerza de las esperanzas
agitando
su melodía de fuegos,
en las
manos del arco iris.
Luz
inesperada,
corre
libre donde habitan las sombras
y en estos instantes
el amor
sueña en su soledad
y las
cruces desnudas
diluyen
su lenguaje de espumas
recibiendo
la sencilla vibración
de los
corazones puros.
El amor
con su luz inesperada,
cae en cataratas silentes, día a día
por las
curvas sencillas del viento,
desplazando
su caudal de perfumes en el tiempo,
sin más
banderas
que el
acento claro de la paz.
El amor
es el secreto de los siglos en receso
y abraza en silencio
nuestros mundos profundos y luminosos.
Luz
inesperada,
que
ilumina la transparencia de nuestros sueños
y hace
serpentear nuestro camino de sombras
traspasando
con la profundidad
insondable
del océano
como la
claridad del Sol en las montañas,
con la
fuerza suprema
de
vientos huracanados.
Luz
inesperada,
eres
como una blanca llama
en mi
alma despierta que te espera
siempre con la alegría de cielos infinitos,
porque
sólo por Amor
peregrinamos
juntos
hacia
la dicha divina e inmortal.
Luz
inesperada,
que
derrama alegrías, dichas,
entra
dulcemente por almas dormidas,
sacúdelas
suavemente por las alas,
agita
como trigales grandes campos de esperanzas,
haz que
el amor como el nuestro
ni este
día, ni esta noche, se acaben nunca.
Luz
inesperada,
da ilusión a las bandadas del porvenir
en las
manos de arrebatos y de calmas.
Milagro
de la luz, la sombra nace
pero
choca en silencio contra las montañas,
se
desploma sin peso
sobre
el suelo desvelando
a las
tiernas hierbas delicadas, llegó el alba…
Luz
inesperada, única,
con
música celestial
en una
breve brisa armoniosa
entre
arpas ancladas,
violonchelos
dormidos, oboes apagados.
El
paisaje se ilumina,
el Amor inunda el todo
hasta el horizonte lejano creciente
en un
espacio sin frontera,
ese
amor ya sin ti,
me
amará siempre.
Luz
inesperada,
eres la
emoción de la sorpresa,
iluminaste nuestro mundo tan dorado
que ni
el sol se encendió en ese instante,
diste a
nuestro amor
el
despertar del gran besar nocturno.
¡Ya la
luz! ¡Luz inesperada!
Dejamos
atrás lo sufrido
y sólo
se nos revela transparentemente
lo gozado en un trémulo presentarse jubiloso.
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