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viernes, 17 de abril de 2015

Canción del regreso


Canción del regreso,
dulce,
apasionada,
con querubines de estrellas.

Fluye el río del tiempo,
se empapa uno en sus aguas,
se me encoge la voz,
la mirada se amansa.
se achica el corazón,
las piernas se acalambran,
se entumecen los brazos
y se herrumbra la espada
y la flauta se vuelve,
reticente y opaca.

Canción del regreso,
ayer grité un alud de palabras
para abrir cauces nuevos
y derribar murallas.

Ayer mis ojos acertaban distancias
y como un remolino
mis dos brazos giraban
destruyendo malezas,
o blandiendo una causa.

Canción del regreso,
piernas y corazón apuraban su marcha.
ora explorando amores,
ora andando comarcas
rodando mi vivir
esperando tu regreso.

A todos algún sueño
prometía mi flauta,
no el sueño que se sueña,
sí el sueño que se arranca
de la tierra renuente y fértil.

Canción del regreso,
te espero con ansia,
reclamando tu presencia
en un torrente de lágrimas
para urdir un diluvio
con una ancha puerta
en la pared de mi arca.

Canción del regreso,
ahora mi voluntad se afana,
desde el umbral de mi casa
y un mar de letra impresa
abre ahora allí una marejada leal
en la que me interno
dando al fragor la espalda.

Canción del regreso,
a veces el jardín convidador
me llama
cuando en rosas,
jazmines,
geranios,
estalla o verdea,
modoso en la paz de su grama.

Voy cantando bajito,
te estoy esperando,
no ahondo mis pisadas,
no sé si por costumbre
cautela u holganza
con un gran gozo de placer
porque llegarás al fin a mí.

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