Besos que no has
dado,
se han ido con la
brisa,
lejos en el tiempo.
Temblaron mis labios,
trémulos y ávidos de
amor
pero no llegaron a
ser verdad en mí.
Besos dulces y
tiernos no recibidos,
escondidos entre
oscuros pasillos
y zaguanes donde el
amor zigzagueaba
sin encontrar donde
ofrecerse
como secretos
encastillados.
Besos que no has
dado,
perdidos se fueron a
otros lares
buscando la miel de
otros labios.
Un día,
esos besos desde
lejos,
de centellantes
horizontes
fueron naciendo y
entregándose
a quienes los
recibieran
ya que yo me negaba sin
querer
como alma delgada y
esquiva,
sin rendirme a ellos.
Los labios ceden,
rinden su forma al
otro labio
que los viene a
besar,
pero el destino se
inmiscuye
y los deja pasar.
Besos que no has
dado,
esos, los más
tiernos,
los más dulces, los carismáticos,
los cautivadores,
¿por qué los dejaste
pasar?,
Besos no entregados,
como frutos redondos
se fueron a lugares
ardientes,
buscando pasión,
sin ver ni tocar mi
sonrosada piel.
Besos que no has
dado,
con alas doradas,
volaron a otros
cielos
y yo triste y
desolada
aún los deseo y los
espero.
Fue lo imposible,
hecho repetido,
inalcanzable y aún
añorado,
sus delicias fueron
tan sólo imaginadas
pero no llegadas.
Besos que no he dado,
no tuve la valentía
de recibirlos,
vacilé toda trémula,
fue una ausencia sin
labios.
Y ahora yo sola,
con la verdad me
enfrento
al recordar la
angustia,
el tormento, cielos
negros,
estrellados, de puede
ser,
de quizás, de nunca.
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