Turbulencia,
remolino de amor
que regresa a mi vida,
en un instante tenue,
impreciso,
que turba mis pensamientos
cuando en la metáfora de la vida
apareces meciendo mis recuerdos.
Vorágine de sueños,
de nuevo dibujo tu nombre
porque te amaba con total
desespero
y ahora se ha tornado
una flecha sin retorno.
Turbulencia,
algarada de sentimiento,
a veces escucho
las melodías del ayer,
el dulce beso en mi boca,
perdido en el tiempo,
aquella ternura
derramada en mi piel
y ese amor tan intenso
que nacía de ti.
Tu recuerdo y tu figura
la tengo en mis ojos…
llega la noche y bajo la lluvia
te sueño moviéndose tu sombra
inquieta,
el viento la desliza
como hoja caida
porque son las turbulencias del
amor.
El amor se levanta de sus
cenizas,
parece eterno,
siempre regresa,
cuando menos lo esperas
lo tienes en mente,
resurge de sus cenizas
brotando como una flor
y vuelve a desplegar
sus alas ¡nunca muere!
Torbellino,
perturbación de placer y gozo,
deja que te invoque
en la litúrgica hora de tus
ansias
al momento que calla el tiempo.
Algarada que me deslíe
en piezas concéntricas
como gotas de agua
cayendo de la nada,
abrazada al borde de la prisa…
Turbulencia abstracta
que no se separa de mis labios,
puente levadizo permitiendo
el paso del bergantín del amor
al puerto seguro.
Manifestación de estrellas
en el manto de la noche,
un cúmulo de silencio,
reverberando de pasión
el amor encontrado.
No más vacío,
como un oscuro vuelo
repiqueteando la veta en mis
pupilas,
haciéndome ínfima
en la elevada cumbre de tu
aliento.
Turbulencias de ilusiones y
esperanzas
que se levantan hasta el cielo
navegando con la luz de las
estrellas,
no traspasan el aire,
no se envuelven con las nubes
y con donaire claro el espacio
llenan
con amor de alas de seda
y besos de colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario