Vibrar al unísono
en cualquier instante,
hora, minuto,
juntos haciendo que el mundo
todo se estremezca con nuestro
amor,
expresándolo ante el eco del
universo.
Clamamos por estar juntos,
no separados por una lejanía
remota,
para sentir el momento
aún breve de un instante
inolvidable y único.
Vibrar al unísono,
en nuestra paz de intactos
cristales
donde el manantial de la dicha
mana suavemente sueños que se
remontan
a las nubes altas de otros
cielos.
Vibrar al unísono,
en milésimas de segundos,
quitamos la luz al sol
y oscurecemos la luna
en el palpitar de nuestro amor.
Vibrar al unísono,
compartiendo ternuras,
dulzuras en nuestro mundo único y
delicioso
que nos hace desbordar al fin del
paraíso
donde nuestros corazones viven
y vivirán por siempre.
Vibrar al unísono,
cantar en silencio,
de tan cerca y de tan lejos
atravesando el mundo como saetas
que en la noche rebrillan
para encontrarse en la infinitud
de la mirada intensa.
Y de una orilla a otra del mundo
nuestros destellos se cruzan
en las crestas levísimas de los
aires
de cada mundo nuestro.
Vibrar al unísono,
es alcanzar el paraíso en la
noche
iluminada por sonrisas inmensas
de felicidad,
guardando nuestros secretos,
nuestras promesas de amor
y donde nuestra imagen perdurará
en un recuerdo por siempre.
Distantes,
un poco distantes estamos,
casi totalmente apartados
pero viviendo el amor más fuerte
que hay sobre la tierra,
un gran amor de antípodas,
pleno de la esperanza
de estar juntos algún día.
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