Ausencia
La tarde se ahoga en el
fuego dilatado,
como se ahogan mis ansias
en,
sobre la nada que me da tu
ausencia.
Llega tu voz de durazno y
miel florida,
para asfixiar suspiros y
apagar lejanías.
No es tu voz, ni el espejo
de tu voz es un canto de pájaros,
picoteando aleros, jugueteando indiferencias.
Ausencia, ya no siento tu presencia, no
vislumbro tu figura,
tus dulces manos, tu
mirada profunda,
otra vez mis ojos en el
fuego de la tarde, buscándote.
Y todo se olvida … hasta
tu ausencia …
¡Qué sensación tan
profunda arrancas de mis entrañas con tu ausencia!
¡Qué grito de amor
desgarras de mis poros y mi sangre!
Ya que en este Hoy es sólo
ausencia.
“El
reloj cae
y las horas se rompen,
lapida
y cruz”
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