Inolvidable
Estoy sola en los
silencios de páramo, extraviado.
Me crecen poderosas alas
en las manos, pies y cintura,
para cortar el tupido
follaje que me envuelve y me atrapa,
de una misteriosa selva,
allí no me encontrarás jamás.
Pido al ángel blanco del
amor, como en la hora ternísima,
del juego y de la leyenda.
Me regale ahora la
primavera inagotable,
de quién vivir al máximo
con amor compartido,
de consunción de dos
almas que en las azarosas luchas,
son para mis dichas que se
derraman inefables momentos olvidables.
La vida es hermosa
mientras el sol brilla y la luna no apague su luz.
Donde es de día y feliz
soy alegre y tan llena de flores que dejo atrás,
ese pasado negro y oscuro.
Sacrifiqué un poema por
ésta tarde y el estar contigo,
bajo la sombra de los
sauces y el rumor el río.
Estando los dos abrazados
cuerpo con cuerpo, beso con beso.
“La
vereda es un nicho
de
pájaros que
lustran
su voz”
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