Tus manos
Lentas como gaviotas de
porcelana planean sobre mi cuerpo,
ansioso tus dos manos de
blanca sombra y delicadas líneas.
Tus suaves caricias
bautizan mi frente afiebrada,
dibujan mi cara pobre y
triste,
entibian mi cuello muerto
porque tú no estás mi lado.
Cual hambrientas
sensitivas,
con suavidad de blancos
jazmines,
tus manos cuajan mis
senos,
doloridos de deseo
y en borracha entrega agitan
la soledad que se deben.
Mis formas inanimadas,
viven, tiemblan, se hacen
carne,
bajo el cincel embebido,
de tu pasión noble y pura
.
¡Qué sensación tan
profunda!
¡Qué grito de amor
desgarra mis poros
y mi sangre!
Manos frágiles y suaves de
vuelo tarde
y de caricia, detén tu giro
de espuma de amor,
sobre mi cuerpo, mira bajo
tu rostro,
allí brota mi alma parca,
allí vuelve mi amor pleno.
“La
pajarera
del
tiempo abre sus alas.
Marcha
el reloj”
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