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martes, 15 de diciembre de 2015

Tengo


Tengo las manos colmadas
de deliciosos momentos vividos con intenso amor,
plenas de recuerdos inolvidables
 y de penas ya olvidadas.

Tengo mi cielo de día
 con un vestido azul y un botón de oro,
de noche con un vestido de luto
y un botón de nácar.

Tengo de día todo el esplendor y el brillo
porque es cuando llega el amor,
de noche me sumerjo en la invisibilidad
porque es cuando el amor se aleja.

Tengo todos los encuentros fugaces
entre luces distantes
y azares sin respuesta.

Toda mi vida me palpita
 encendida entre tus brazos,
cuerpos finos y delgados,
todos miedosos de carne.

Tengo,
desde que naciste,
al son de mis deseos viola de amor,
altar en el Olimpo,
cintura cincelada en nácar verde
y perfil modelado en blanda cera.

Tengo el calor de tus hombros enlazado,
 apretado en mis brazos
 y me siento en la cima de los cielos con la tierra.

Crecías hacia dentro de mis dedos
 cuando herías mi piel con tu belleza
 y al roce y al llamado de tus ojos
 tengo en mi alma
 todos los poemas alzados desde mi sangre.

Te tengo en el verde follaje levantado del árbol
 donde pierdo mi albedrío
y en el viento caliente de estío
 y en la orilla del amor enamorado.

Tengo mis sentidos creciendo a tu espalda,
 flamígeros cipreses en hileras por los aires,
 un círculo amarillo me inundaba de cuerpo entero.

Tengo tu figura vedada a mis poemas,
 a mis prosas de amor
como un cerco de jóvenes olivos.

Tengo en mi boca tu nombre
y llevando las manos a tu pecho,
amor, desnudándote,
caminas sobre el muro que cerca mi silencio.

Tengo un aire domado por donceles,
ramos verdes que rodean mi sosiego
posando un viento en mis labios
que te acercan más a mi y soy feliz.

Eres mi sol y mis cánticos unánimes,
el brillo de mis bienes ya logrados
 y el aire para el vuelo de mis ángeles.

Tú conservas los labios sobre el musgo
y tu nombre en el silencio,
 riela,
espero que no te apartes nunca
y siempre nazcan de tus ojos el verde azul
que refresque mis sentidos.

Tengo,
 te tengo,
tengo todo en mí,
eres mi luz en el zócalo del viento
rezagando mi camino,
 ancla de oro y cadenas de mis anhelos.

Eres mi música del viento,
tan leve en extensión al amparar
su son tan breve tiempo.

Te tengo y al tenerte
¡qué sensación tan profunda arranca de mis entrañas!
 ¡qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!

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