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No me preguntes nada


No me preguntes nada,
Sólo ámame como tú sabes amarme
Y yo te responderé con igual intensidad.

No me preguntes nada,
Abrázame,
Necesito todo de ti,
Soy ese amor secreto a oscuras,
Soy un fantasma en tu vida,
Que siempre se desvanece en el aire.

No me preguntes nada,
La noche está por comenzar
Y soy tu amiga, amante de la oscuridad.

No me preguntes nada,
Soy toda tuya, abrázame con la luz del alba,
Debo partir dejando entre tus brazos mi existir
Y si alguien te pregunta por mí,
Le dices que era un sueño irreal y mágico.

No me preguntes nada,
Nuestro amor creció entre los dos
Con una pícara sonrisa
Y creció diariamente con un dulce entretenimiento
Cosquillante, con ansias de estar juntos.

No me preguntes nada
Pienso en tus caricias
Y tus caricias corren hambrientas
Sobre mi piel dormida.

No me preguntes nada
El silencio me trae tus ojos de perlas
En oleadas temblorosas de viento y humo
La esperanza de que vienes pronto, muy pronto.

No me preguntes nada
Y el silencio me trae el murmullo de las olas
Las oleadas del viento
Los anhelos de que vienes pronto.

No me preguntes nada
Pienso en tu sonrisa, tu sonrisa está conmigo
Esta clavada en mis ojos por siempre


No me preguntes nada
Me niego a despertar
No quiero ver la soledad detrás de tu perfume
Que se niega a partir.
Ayer acaricie el pétalo de tu nombre
¡¡ Que extraño fue!!

Nació nuestro romance


Nació nuestro romance
como una ráfaga,
violenta, como un huracán vertiginoso,
desde lugares distantes.

Fue como una nube,
tal vez una corriente renovada,
fue como estrella,
como lucero que brilla,
que titila y parpadea.

¡Ah, nuestro amor!
Fue un viento pasajero,
fue como el mar,
más bien como marea.

Nació nuestro romance
y se clavó como una espina o dardo
sin dolor en la hondura de nuestros corazones,
es como el bello canto de la alondra,
es como un sol que en el ocaso se desliza.

Hoy nuestro amor
se torna transparente y es nuestro presente.
Nació como un manantial puro
y virgen de la montaña,
recorriendo caminos diferentes y pendientes
hasta llegar al remanso de paz.

Nació nuestro romance desde lontananza,
más allá del cosmos
y se fue acercando para unirnos cada vez
en forma más entera y profunda.

Nos buscamos hasta en la penumbra,
donde nuestras almas
en dicha total se encuentran
y nos vamos lejos, juntos,
a estar en completa comunidad de espíritus.

Entre ríos de música
y lluvia de pétalos de flores,
serenamente, nos abrazamos,
somos uno en dos.
Somos árbol que va floreciendo
de a poco y hoguera sin humo,
sólo con luces multicolores.
Y nos envuelve el olor de las glicinas
y de las madreselvas,
derramándose por doquier.

No dejemos que este romance termine
en espejos de recuerdos
del áureo paraíso logrado.

Busquemos esa perfecta unión
que acerca más que abrazo
o beso de nuestra vida
y de su gran proyecto de dichas de futuro,
acercándonos al presente
para darnos largas dulzuras del minuto,
del tiempo que estamos viviendo.

Surcar distancias


Surcar distancias,
en un continuo deambular,
yendo y viniendo en noches de Penélope,
cielos abiertos frente al mar,
hacia el amor único y verdadero.

Surcar distancias para al fin ir
al encuentro de la pasión,
de la ternura,
con estrofas sin lágrimas,
versos de pensamientos puros,
de deliciosos tiempos que vendrán
en nardos empapados
en lloviznas finas.

Surcar distancias hacia los rayos
de plata de la luna naciente,
en visiones claras
que se entrecruzan para vivir
horas felices en los cielos del alma.

Surcar distancias
para que nuestras trémulas manos
se entrecrucen con caricias ansiadas.
Yo que soy capaz de sentirme todo espíritu,
a tu lado soy mortal
y no más ángel
como el luminoso Perseo.

Surcar distancias
para ir hacia la llama que quema
y hacer de dos mitades
una misma alma
como Platón en su Fedra.

Hablarnos el lenguaje mudo,
sin voz, ni palabras
en los momentos de dicha suprema
de dos seres que tiemblan
en el paisaje que baña la luz de la luna.

Surcar distancias para acercarnos
por puertas estrechas o ventanas semiabiertas
o corredores hondos y vernos abrazados,
reflejados en todos los azogues del mundo
en manos de agua.

Mis lágrimas serían alas
para ir a tu encuentro
y estrecharme en tu pecho desviviendo
la vida a cada nuevo paso.

Surcar distancias de los espejos
a los lagos para no ser tan sólo ilusiones
sino realidades vividas a pleno
sin ser día tras día
tan sólo un recuerdo.