Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 31 de enero de 2015
Juego de besos
Juego
de besos,
entre
luces opacas y brillantes,
rondan entre nosotros,
danzando,
buscando la piel
que los
espera anhelosa.
Nuestros
labios se rozan,
se tocan, palpitan,
prendidos
a veces
a restos de silencios.
El
mundo seducido
por el
canto del gran proyecto
en el alma se nos ofrece,
nos da
rosas, brisas, cielos, mares,
con esperanza de que tú y yo
labremos
nuestro gran amor.
Juego
de besos, rápidos, leves,
a veces
sin ruido,
a veces
esquivos, otros profundos,
sumergiéndonos
en hondas caricias
en un
abismo de placer y gozo.
La
dicha nos escoge,
nos declara capaces
de
creaciones alegres y felices,
nuestro
proyecto de amor cantante,
irresistible,
da
embriaguez al alma,
no se
labrará en los mármoles
ni con
pétalos o sueños,
se hará carne en nuestra carne.
Juego
de besos,
nos
zumban en nuestro mundo interior
como
zumban las colmenas
en la
estación de las flores,
al sol de oro de la siesta.
El
silencio azul del goce
nos
inunda
y como
etéreas alas descendemos
por diáfanas escalas
a vivir
a pleno este lenguaje
de placer armonioso y sin fin.
Juego
de besos,
son mimos flotantes en el viento
y en la
hora de recogimiento
como brasas se encienden
entre
arrumacos y abrazos cálidos
que con
lentitud el placer despiertan.
Juego
de besos, sorpresas y descubrimientos
de este
amor nuevo,
llegan
despacio,
sorteando
lugares íntimos y secretos
en los
que no llegan las palabras,
sólo
las caricias,
llevándonos a la sintonía de lo Divino.
Nutren
nuestra sensibilidad
y nos
conduce por senderos
claros y puros
donde
festejamos con júbilo
este querer tan nuestro.
Juego
de besos,
nos entregamos,
nos
damos mutuamente
calidez, empatía, ternura, comprensión.
Cuando
clarea, nuestro amor inquieto
se
llena de gozos
y los besos revolotean
como las hojas amarillentas,
doradas, del otoño cercano.
¡Vivimos
amando!
Como
ama cada gota de lluvia
en la tierra seca
que aguarda el suspiro,
en la
danza incomparable
de un
ensueño que sueña despierto.
Juego
de besos,
como
canto de pájaros,
revolotean
sin cesar
al
estar juntos, tú y yo,
como
toque divino
suspendidos
en el aire
como un
bálsamo que calma.
¿Oyes
al amor que se nos está ofreciendo
en
flores, lluvias, aires cálidos y serenos?
Nos
entregamos como dos seres unidos,
viviendo abrazados entre nubes lejanas,
sintiendo
en las palmas de nuestras manos,
en los
labios,
la
cálida huella del beso
entre nuestros sueños
que nos
empujan a la vida
desde
dichas cumplidas ayer
a dichas futuras
que nos
llaman entre sueños trémulos,
derrochando
alegrías,
agitando
como trigales,
grandes
campos de esperanza.
La espera
La
espera,
con
infinita calma y paciencia,
expectante,
te
busco como a una flor,
no
lejos de la noche,
mi
cuerpo mudo se abre
a la
delicada urgencia del rocío.
Hay en
la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay,
cuando viene el día,
una
partición de sol
con
pequeños soles negros.
Y
cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas,
busca asilo en mi garganta
para
que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
La
espera,
en ella
he dado el salto de mí al alba,
he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he
cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la
silenciosa en el desierto,
la
viajera con el vaso vacío,
la sombra de mi sombra.
Sin
desesperación ni ahogos,
sólo
con penas profundas,
te espero tan sólo por un minuto
de vida
breve, único,
de ojos
abiertos
que te
ama en su mirar,
danzando
de alegría entre flores pequeñas
como
palabras sentidas y dulces.
La
espera,
desnuda
en el paraíso de mi memoria,
sin
conocer el destino de mis visiones,
tengo miedo de no saber nombrar
lo que no existe.
Salto
de estrella a estrella,
de
sombra en sombra,
muero
de muerte lejana,
la que
ama al viento.
La
espera,
mi memoria iluminada
es como
una galería
donde
vaga la sombra de lo que espero.
No es
verdad que vendrá.
No es
verdad que no vendrá.
La
espera,
no quiero ir tras tu búsqueda
como
sonámbula y transparente
en
nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora
rígido sólo me danzo
y me
lloro
con tus
recuerdos
doblemente
sufrida
en la
memoria de aquí y de allá.
Y en la
noche un espejo de cenizas
como una visión lejana
refleja
tu amado rostro,
en mi
corazón de medianoche.
La
espera interminable,
pasa
lenta, con pausas dolorosas
y en un
canto arrepentido,
vigía
detrás de mis poemas,
me amordaza, me quiebra,
me
inunda de llantos largos.
La
noche que fue de los dos,
se
dispersó con la niebla
y
quiero mirar tu rostro una vez más
hasta que se aleje de mí
el miedo
como un
pájaro al borde filoso de la noche.
Pero el
silencio sin ti es cierto
y por
ello mis palabras vuelan en el aire
porque
estoy sola y escribo.
No, no
estoy sola,
hay
alguien junto a mí que tiembla.
Delicia
de perderse en la imagen presentida,
voy en
busca de quien soy,
peregrina
de mí,
voy hacia la que duerme
en un
país al viento.
Necesito decirte
Necesito decirte
no con palabras altisonantes
ni versos elocuentes,
sino con susurros
y tiernos cosquilleos
cuánto te estoy queriendo.
Necesito decirte
con mi corazón abierto
y palpitante de regocijos
el amor que ha comenzado a
florecer
en mi alma
como rosas recién abiertas
en la mañana dorada por el
sol.
Necesito decirte
que en algunos segundos
la duda me acosa,
me estremece,
no me deja creer
que lo que estamos viviendo
sea verdad y único.
Necesito decirte ternuras,
mil amores descubiertos
hacia ti,
me he tornado
en la encarnada esencia del
amor,
este sentimiento tiene
suavidad
de pétalo y fuego de volcán.
Mi alma has cautivado
llenándome de lágrimas,
mis ojos anegados
de gotas de cristal.
Necesito decirte
que mi corazón alado
buscando un refugio en ti,
expresa sentimientos
que quieren aflorar.
Necesito decirte
que has dado a mis versos
ráfagas de nostalgias
y al llegar a mí,
recobrado de la distancia
y de la lejanía
aún por este breve instante,
vivir la emoción de tu
proximidad,
vivir este breve momento
es culminar el éxtasis
esperado.