Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 17 de abril de 2015
Vives para mí
Vives para mí,
esas palabras tuyas
traspasaron los límites de mi
alma
y muy a lo hondo llegaron
como un preludio del alba
entre copos de rocío.
Vives para mí,
escribiste en una de tus cartas
de amor,
hace mucho tiempo,
que te doy paz,
tranquilidad,
amor y sanación total
de cuerpo y alma.
Mi amor por ti se filtra de mi
cuerpo,
de mis sentidos
y hace feliz a todo aquel que
está en mi esfera,
a mi alrededor.
Vives para mí
como yo para ti
y me haces dar en el ir,
en un ser desprendido,
ligero y sin raíces sintiéndome
ansiosa
por percibir la plenitud que nos
rodea.
¿Cómo me vas a explicar
la dicha que no sabemos por qué
es?,
ni de quien ha sido,
si es pura dicha de nada,
si aún no nos hemos conocido.
Imagino tu mano sobre mi mano,
paseando miradas y caminando
amores,
imagino mis sueños siempre en tus
sueños,
rindiéndome ante tus pasiones,
sucumbiendo sin resistirme.
¡Vivir para mí!
porque tus besos son ya míos
con sabor a placeres
e imaginando que muero por
amarte,
porque ya te amo.
Vivir para mí,
palabras aladas que llevan mi
alma
a lugares secretos,
remotos,
nutriendo mi ser que recibe,
se entrega, s
e va encontrando contigo,
tú,
mi amado.
Vivir para mí,
tú lo dices y me das alivio
necesario para soñar,
aliento profundo para continuar
y permites que nuestra flor de la
esperanza,
crezca y se alce impoluta hacia
el infinito.
Vivir para mí,
palabras que le dan deleite a mi
corazón
como una voz pura,
íntima,
con caricias,
que como largos goces iniciados
me dejan caricias no terminadas.
Vivir para mi,
sé que esta noche pensarás
en nosotros y tu ser,
tu memoria,
todo,
te descansa y disuelve en mí.
¡Toda la vida es única
si se que tú vives para mí!
Desde un ala de mariposa
hasta un grano de arena,
mi alegría de que existes
te llegará al vasto tiempo,
entero,
que se escapa hacia el amor
nuestro.
Sed de ti
Sed de ti,
de tus besos dulces
y de tus caricias
aterciopeladas,
de tus abrazos
abiertos y afectivos.
Cuando pienso en ti,
mi rostro recupera
perfil y mirada
y mi alma encendida y
liviana
vuela con lazos
azules
saltando árboles
en una rápida salva
de pájaros.
Sed de ti,
de tu cuerpo desnudo
junto al mío
entre rumores de
palabras de amor.
Y en el filo de la
madrugada,
mi sed se acrecienta
con partituras
distintas
que emplazan casi
siempre,
renovando el diseño.
la textura,
el color de la trama de
mi sed por ti,
ahora que te nombro y
te reclamo.
Sed de ti,
cuando el cielo se
afina,
al conjunto de un
sutil cosquilleo de flautas
la última estrella
remisa,
abandona su puesto de
guardia,
me gusta perderme en
ti,
en todo tu cuerpo,
en tus ojos,
en tus brazos,
en tus dedos
entrelazados.
Sed de ti,
me gusta sentir tu
sabor,
tu aroma,
tu olor a bosque umbrío,
tu mirada intensa
que me traspasa el
alma.
Tu eres mi hombre,
o el espejo y tu
rostro,
donde se refleja la
historia,
el aledaño del amor,
sin sombras furtivas
y rumorosas
que crucen como un
galopa antiguo
el umbral de mi
cuerpo esperándote.
Sed de ti,
grito,
clamo,
sostengo mi mirada entre fulgores de ira
por no tenerte.
Sed de ti,
mi boca te busca
con un ansia certera e increíble.
Canción del regreso
Canción
del regreso,
dulce,
apasionada,
con
querubines de estrellas.
Fluye
el río del tiempo,
se
empapa uno en sus aguas,
se me
encoge la voz,
la
mirada se amansa.
se
achica el corazón,
las
piernas se acalambran,
se
entumecen los brazos
y se
herrumbra la espada
y la
flauta se vuelve,
reticente
y opaca.
Canción
del regreso,
ayer
grité un alud de palabras
para
abrir cauces nuevos
y
derribar murallas.
Ayer
mis ojos acertaban distancias
y como
un remolino
mis dos
brazos giraban
destruyendo
malezas,
o
blandiendo una causa.
Canción
del regreso,
piernas
y corazón apuraban su marcha.
ora explorando amores,
ora andando comarcas
rodando
mi vivir
esperando
tu regreso.
A todos
algún sueño
prometía
mi flauta,
no el
sueño que se sueña,
sí el
sueño que se arranca
de la
tierra renuente y fértil.
Canción
del regreso,
te
espero con ansia,
reclamando
tu presencia
en un
torrente de lágrimas
para
urdir un diluvio
con una
ancha puerta
en la
pared de mi arca.
Canción
del regreso,
ahora
mi voluntad se afana,
desde
el umbral de mi casa
y un
mar de letra impresa
abre
ahora allí una marejada leal
en la
que me interno
dando
al fragor la espalda.
Canción
del regreso,
a veces
el jardín convidador
me
llama
cuando
en rosas,
jazmines,
geranios,
estalla
o verdea,
modoso
en la paz de su grama.
Voy
cantando bajito,
te
estoy esperando,
no
ahondo mis pisadas,
no sé
si por costumbre
cautela
u holganza
con un
gran gozo de placer
porque
llegarás al fin a mí.