Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 7 de mayo de 2015
Aflicción
Aflicción,
sentimiento que invade mi alma
cuando
no estás a mi lado
por tu
falta de amor vibrante y único.
No
quiero sombras de amor,
sí la luz entre nosotros
sin que
divida el zócalo del viento.
No te
quiero rezagado en mi camino,
que en
tus suaves manos me eleves
a las
nubes altas contra el viento
ya que
eres el manantial de la dicha.
Aflicción,
la
añoranza me lleva a pensar en tí,
en tu
mirada cálida
que me
hipnotiza como un picaflor embelesado
que
adivina el pulso de mi sangre
que
entrega el secreto de mi alma alucinada,
despertando
el recuerdo
de
nuestros sueños alcanzados.
Aflicción,
evoco tus palabras
que
trastornan y apuran mis sentidos
más
profundos
y el
deseo de estar en tu isla encallada
ya que
hambrienta de amor
soy una
llama que tu cuerpo reclama
sediento
de ternura.
Aflicción
de
estar en nuestro lecho entibiecido
con
pena de sentirte lejos,
extraño en mi mente
y en mi
cuerpo la dulzura
y tus
gestos que trastornan mis sentidos.
Padece
mi corazón un miedo tibio
que
pasa lentamente a mis dedos
batiendo
el aire que me sigue
y me lleva hacia tí, amado mío.
Aflicción,
búscame
en verdes alamedas de cristales
porque
mis versos,
mis
palabras de amor,
se
anidan entre crisoles
queriendo
llegar a un gran espacio blanco
donde fulguren, brillen y guíen tus pasos
hacía
nuevas huellas.
No te
detengas nunca,
cuando
quieras, búscame,
porque
mis brazos forzarán
el
hombro de la noche
para
que vuelvan tus labios a los míos.
Aflicción,
se
mueven tus distancia,
te acercas con la intención de fuerza
de un
amante entre luces y sombras,
de
mundo y ser,
de afán
y tiempo,
inverosímil
tregua con la dicha
de no
ser más errante por el tiempo.
Me
apaciento en tu valle
y entre
lirios y jazmines,
desnudo
tu luz en mis pupilas
y un
soplo altanero, leve, estremecido,
me
entrega tu amor entre goces,
susurros,
sonidos
que
hacen nacer en mi suelo
hasta
tu frente una hiedra de amor estremecida.
¡Ven!
¡Te
estoy esperando!
¡No más
nostalgias en mi vida!,
quiero
despertar contigo a mi lado,
sentir
tu piel a mi costado,
recostando
mis pupilas en tu contorno ya cierto,
no
delineado
mientras
recorro un sol enamorado
las
largas avenidas de tu cielo.
Aflicción,
no más
pena, no más ansias,
ni
nombres recogidos de tu boca
porque
sólo son color
en la
música del viento.
Besos que no has dado
Besos que no has
dado,
se han ido con la
brisa,
lejos en el tiempo.
Temblaron mis labios,
trémulos y ávidos de
amor
pero no llegaron a
ser verdad en mí.
Besos dulces y
tiernos no recibidos,
escondidos entre
oscuros pasillos
y zaguanes donde el
amor zigzagueaba
sin encontrar donde
ofrecerse
como secretos
encastillados.
Besos que no has
dado,
perdidos se fueron a
otros lares
buscando la miel de
otros labios.
Un día,
esos besos desde
lejos,
de centellantes
horizontes
fueron naciendo y
entregándose
a quienes los
recibieran
ya que yo me negaba sin
querer
como alma delgada y
esquiva,
sin rendirme a ellos.
Los labios ceden,
rinden su forma al
otro labio
que los viene a
besar,
pero el destino se
inmiscuye
y los deja pasar.
Besos que no has
dado,
esos, los más
tiernos,
los más dulces, los carismáticos,
los cautivadores,
¿por qué los dejaste
pasar?,
Besos no entregados,
como frutos redondos
se fueron a lugares
ardientes,
buscando pasión,
sin ver ni tocar mi
sonrosada piel.
Besos que no has
dado,
con alas doradas,
volaron a otros
cielos
y yo triste y
desolada
aún los deseo y los
espero.
Fue lo imposible,
hecho repetido,
inalcanzable y aún
añorado,
sus delicias fueron
tan sólo imaginadas
pero no llegadas.
Besos que no he dado,
no tuve la valentía
de recibirlos,
vacilé toda trémula,
fue una ausencia sin
labios.
Y ahora yo sola,
con la verdad me
enfrento
al recordar la
angustia,
el tormento, cielos
negros,
estrellados, de puede
ser,
de quizás, de nunca.
Cenizas De Amor
Cenizas
de amor,
¿qué guardó mi corazón,
palpitante
y crujiente
del
intenso amor que por ti sentí?
Se
siente tu ausencia,
no te
he olvidado,
aún te
sigo amando
entre las cenizas de amor
que me
envuelven,
te
siento dentro de mí
y en
las sombras nocturnas del éter,
en la
inmensidad,
aún
bajo la luna triste y taciturna,
vago en
pálida soledad
como
vagabunda del cielo y la tierra
con la
perenne inquietud
de encontrarte y encerrarme
en tus
cálidos brazos.
Cenizas
de amor,
he pasado por la senda estrecha
de los
grandes zarzales de la vida,
desgarrando
mis blancas vestiduras
entre
dolores y penas.
Sentí
tu desdén y tu abandono,
tu olvido
y yo como perdida en mí,
no dejé
ni un instante
de
sentirme tuya, siempre tuya.
¡Qué
dolor, es como arrancar la luz del alma!
Cenizas
de amor,
sólo quedan resquicios
de un
fuego apagado,
te fuiste de mi lado para siempre
y
sigues en lo hondo de mi sangre
y yo
como escudo
que
resguarda mi pecho
te enlazo en las venas abiertas de mi sangre.
La
muerte tiene silencio
y
olvido piadoso,
la traición, la mentira,
se hace
ortiga sobre el corazón despierto
y algo
de mi luz
en el
polvo se ha perdido.
Cenizas
de amor,
tantas noches con sueños desvelados
entre
sombríos y tristes pensamientos,
con
llantos, quejidos y penas
de
dolor acrecentadas.
Cenizas
de amor,
el pecho malherido sufre
y el
luto cierra todas mis ventanas.
¿Hasta
cuándo esta pena inundará mi alma?
No
quiero más el llanto
en la
noche pegado a mi piel
como
tul de agua,
no
quiero más tristezas oscuras
frente
a las tinieblas.
Quiero
gritar mi dolor
fuertemente en el aire
para despertar limpia y serena
en mi
nueva aurora única y calma.
Cenizas
de amor,
que
caigan en un valle de nieblas
para no
sentirlas más
en mi
triste sangre,
para
poder recorrer el océano
de
verdes amapolas angustiadas.
Sufre
mi alma estremecida
por no
tenerte,
quiero
alcanzar y gozar
de la
paz anhelada
como fanal
de luz
para
que se agote mi devorante sed
de no
sentirme amada por ti.
Cenizas
de amor,
necesito
hundirme en el mar
tras
los corales liberadores del tedio
y salir
airosa, pura, limpia y casta,
llegando
a aquellos lugares
donde jamás cruzan
las crueles aves del tiempo
y
sentir mi cuerpo y mi espíritu liberados,
llevándome
a un mundo nuevo.
Quiero
ahora seguir la travesía
de las
nubes entre redes de hojas perfumadas
y entre brazos del mar que asaltan,
impacientes
la serena dulzura de una espera
que
hace cantar el alma toda.