Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 14 de mayo de 2015
Náufraga
Náufraga,
en un mar de cielos
abiertos y de soledades
que me acompañan en
mi propia pena.
Las lágrimas saladas,
de agua de río y mar,
llevan mi voz delgada
a través del ancho
mundo,
por los aires,
en un idioma sin
labios.
Náufraga,
en un sueño
de una larga
despedida de ti,
me voy flotando,
marchando sobre el
mundo sin poder pisarlo
porque no tengo un
sitio donde recalar.
Náufraga,
sin amor,
nadadora de noche,
nadadora entre olas y
tinieblas,
avanzo contra la
doble resistencia
sorda de oscuridad y
mar,
de mundo oscuro.
Se rompen a mi
alrededor
las densas ondas
anchas de la noche,
buscando con afán la
claridad
que me lleve al amor,
al verdadero, al único.
Brazada por brazada,
levantando un espumar
altísimo en el cielo,
espumas de luceros,
de estrellas que
salpican mi rostro,
con un tumulto de
constelaciones de mundos.
Náufraga,
con inocencia
desnuda,
desafío mares de
siglos,
siglos de tinieblas,
buscándote a ti,
mi amante,
traspasando el mar,
la noche,
las conformidades,
para ser tuya en la
playa del día que alborea,
naciendo en la nueva
aurora que nos espera.
Náufraga de un mar
ahora con riberas y
horizontes,
porque tu ausencia infinita,
ahora es presencia
cálida y apasionada.
Eres mi barco,
el que esperaba,
eres ahora mi sostén,
mi apoyo, me has
asido
en esta blanda tiniebla
y me has hecho tuya.
Naufragando mi pena
entre tu mirada,
donde la luz de aura
me inunda por doquier,
entretejiendo juntos
este amor que nació
entre los dos.
La noche triste
La noche triste,
quejumbrosa,
galopa entre las oscuras nubes
tras un rayo,
un trueno,
dejando en el horizonte
cenizas de penas.
La noche galopa dando brincos,
luces de estrellas
en sus cascos negros.
Me interno en ella,
el miedo me rodea,
busco entre luces
alguna luz que me guíe
hacia el sendero,
ese, el que vi en sueños,
que entre árboles ralos
me llevaba hacia la luz.
La noche triste,
entre golpes de
resplandores rojos,
crepusculares,
da vida, sin quererlo,
a pequeños brotes de bambú,
de caléndulas,
de siempre hermosas amapolas,
dando a mi alma
resquicios de calma,
de serenidad,
de fe.
La noche triste
sigue en su galope sin fin,
levanta al cruzar mares,
cielos,
horizontes,
un sinfín de sueños truncos,
rotos, resquebrajados
por brujas malvadas
y duendes traviesos.
Es un potro salvaje y negro
con crines al viento,
con cascos de plata
y arneses de estrellas.
Galopa en extensa llanura
donde en los confines del tiempo
su trotar eterno descansa
cuando aparece la esclarecida aurora
con sus haces dorados
de atrapante misterio.
Entonces, ese potro
hondo y negro
se desvanece poco a poco
para seguir renaciendo.
La noche triste
envuelta en niebla
da sinsabores a mi corazón.
Una sutil muselina rodea
la luna.
La suave luz de opalina
esmerila la
laguna.
La noche de negra esclavina
se desgarra en espinas de tunas.
Una luz peregrina reina
en alba bruma.
Despedida sin adiós
Despedida sin adiós,
la noche como ceniza negra y borrosa
va tras de ti
galopando,
entre turbulentos huracanes, rayos, truenos,
que te alejan más de mí.
Sé que sufriré
sin tu presencia a mi lado
pero la vida, diluyéndose como segundos de agua,
nos lleva al mundo del olvido esperado,
el necesario para renacer en nuevo amanecer
donde en miles huecos y resquebrajos sin fin
nos lleva a encontrar la paz necesaria
para encontrar el amor único y veraz.
Despidiéndote sin adiós,
no quiero noches quietas,
abismales con hondas cuevas
que nos llevan a mundos sin destino.
Sí, me despido de ti
sin una mirada, sin una palabra
silencio absoluto, oscuro, oscilante,
que se quiebra en puntas de cristal acrisoladas
para querer herirme pero no pueden,
una barrera me defiende,
es la barrera del Amor
que rodea toda mi vida.
Enamorada de la vida, del amor,
la unión, la solidaridad del compartir en un todo
lo sabio y pertinaz que nos conduce a la felicidad interior
de nuestro corazón latiente y vibrante.
¡Viva la vida! ¡Viva el amor!
Lejos, muy lejos,
vete de mí, no te des vuelta,
no me busques.
No me encontrarás jamás
en este mundo dividido entre vos y yo.