Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 15 de septiembre de 2015
Tiempo perdido
Tiempo
perdido,
ya
ido, no volverá,
mi
alma no sufrirá por tu ausencia
y
mi vida cambiará.
Siento
cantos que cruzan mi alma,
en
medio del tupido bosque de las sombras heladas,
traen
el secreto del gozo
y
la felicidad que creí perdida.
El
miedo a sufrir ahuyentó de mis ojos ,
las
palomas del sueño,
ya
no siento la soledad helada,
ni
en la frente, ni en los huesos,
ahora
me llegan los clarines de la risa,
y
la paz apurando,
en
la breve llama la inmensidad del tiempo.
Tiempo
perdido,
apago
de los espejos,
los
mezquinos recuerdos de mi blanda frente,
sostenida
gozosamente sobre los lotos del olvido.
Ahora
todo cabe entre fuertes muros,
que
levanté sin darme cuenta para que la maldad no entrara más,
en
mi vida
y
contra vientos y lluvias,
levantadas
las espadas del miedo y la duda,
en
la paz del umbral se han quebrado.
¡Todo
el cielo azul me acaricia!
Y
espera entre dispersas nubes el amor,
que
me busca desesperadamente,
para
cubrirme con sus brazos, buscar mi cuerpo,
acariciarme
toda.
Tiempo
perdido,
con
pámpanos de luz vivo ahora feliz
y
mi boca los cantos y las risas se oyen por doquier.
Doy
amor, recibo amor,
me
envuelve una nube azul de amor para ser feliz
y
la voluntad de hacer el bien me acompaña.
tiempo
perdido no existe más,
mi
rostro feliz, mis libres brazos
y
todo cuanto tengo,
flores,
cielo ancho y mis poesías de amor,
que
corren presurosas al papel,
no
son para tí,
nunca
lo serán,
éstas
a mi amado que me abandonó,
quedarán
selladas en un cofre que no abriré más.
Todo
cuanto en la vida gozo me pertenece,
nadie
me lo quitará,
lo
guardo entre espigas en mis manos.
Tiempo
perdido,
miro
los largos cercos cubiertos con el cielo,
de
las campanillas azules
y
el tupido naranjo cuyos pájaros daban cada tarde,
su
lección de canto.
Mi
corazón oloroso de jazmines,
tiene
por cinturón los cardenales del río
y
se viste con la verde túnica de los campos.
¡Ahora
vivo feliz, sin crueles mentiras a mi alrededor,
ni
dolores pesarosos!
¡El
amor es único,
debemos
darlo a todos nuestro semejantes,
para
vivir en un mundo de paz,
solidaridad
y no violencia!
¡Adiós, amor ausente!
¡Adiós,
amor ausente!
Esta
es la última carta que te escribo,
ya
volqué mis sentimos que eran del pasado,
en
estas páginas en blanco,
que
desahogaron, mis penas, mis emociones, mis dolores.
¡Ya
no más!
Ahora
estás en el pasado absoluto,
donde
siempre debías estar,
envuelto
en un manto oscuro del olvido,
entre
tus mentiras y fracasos.
Ahora
soy feliz,
cierro
el capítulo doloroso de mi vida,
con
estas cartas,
para
que no regrese tu recuerdo nunca más.
¡Adiós,
amor ausente!
Necesito
paz, calma,
estar
conmigo misma,
para
escribir otra vez mis poesías de amor,
porque
sigo enamorada de la vida,
el
arte de vivir es amar,
amar
a todo nuestros semejantes,
para
que en el mundo desaparezcan.
la
violencia , la guerra, la devastación.
No
miraré más las huellas y el recuerdo,
no
miraré al alma las sombras oscuras,
miraré
bien la palma de mi mano vacía,
pero
esperando otra que llegará pronto a acariciarla con amor.
¡Adiós,
amor ausente!
he
inventado esté amor sin tierra ni sin fecha,
donde
posarse en mi canto feliz,
el
gran amor en vilo, con mis labios impacientes,
esperando
deseosa ese beso palpitante,
que
me dará caricias sin fin.
Espero
también esa voz cálida, seductora, densa,
más
palpable del cuerpo que se acerca a mí,
para
hacerme suya para siempre.
así
mi amor esta libre, suelto
y
puedo vivir sin temor,
sólo
con deseo de estar en los brazos del amor,
que
me está buscando
y
estrechar sin fin su dulce cuerpo pensado,
contra
el mío.
¡Adiós,
amor ausente!
Deseo
vivir contigo mi amor invisible,
como
signo puro, seña en besos, en presencia,
de
lo que creí imposible,
de
que tú mi nuevo amor desearas vivir conmigo,
hacerme
tuya para siempre.
¡Se
acabó el pasado oscuro, maldito,
pleno
de mentiras!
¡La vida es hermosa de vivir siempre!
¡Viva
el amor puro y sensible!
Maldita cobardía
Maldita
cobardía,
sí
tú, el que se cree único e invencible,
eres
un cobarde mentiroso,
que
no puede enfrentar la verdad,
mirando
a los ojos,
de
una situación quebrada y desquebrajada para ti,
que
venía de tiempo atrás y nunca fuiste valiente,
en
enfrentarme y decirme ya no te amo más,
me
enamoré de otra mujer.
Por
eso en el último instante sin verme,
me
lo hiciste saber,
eres
cruel y la vida te llevará por senderos implacables
y
el infierno lo vivirás acá en la Tierra,
la
felicidad verdadera no te tocará,
porque
no te verá,
ni
la dicha tampoco.
Maldita
cobardía,
vivirás
en un mundo irreal y fantasioso.
Alguna
vez debía decírtelo, nunca lo hice,
lo
hago a través de estas cartas,
que
me llevan a recordar,
momentos
felices que yo creí vivíamos juntos.
Vivimos
vidas diferentes,
ahora
yo libre gozo de estar,
conmigo
misma,
dando
amor por doquier.
Allá,
en el límite sur,
donde
mis dominios terminan,
el
mar aún dulce me entrega sus orquídeas de sales
y
el río del más fino acento te envuelve,
la
cintura,
arrojándome
al corazón bandadas de cardenales.
Maldita
cobardía,
tú,
en cambio,
te
miro en el río,
sin
querer lanzar los barcos,
pues
siempre estarán tus ojos,
vigilando
tu vida equivocada y errónea.
No
tienes alma sana, aunque te cerquen las aguas,
vivirás
fiel a tu destino erróneo.
No
te quieres ni un poquito,
porque
de lo contrario el egoísmo no te hubiera,
envuelto
en una red de tela de arañas,
sin
dejarte salir.
Yo
siento que el río me endulzará,
con
los racimos del cielo,
guardando
para mi alma los secretos,
de
los astros.
Mientras
tu boca enmudece,
la
guitarra está llorando por tus verdades escondidas,
en
el recóndito lugar más secreto de tu duro corazón.
Maldita
cobardía,
voy
cantando en busca de un nuevo amor,
verdadero
y único,
entre
arboles en el río.
Mis
poesías de amor renacen nuevas, frescas,
plenas
de emoción para que el papel en blanco,
que
las espera, las reciba con ansias.
Estoy
feliz en el verde levantado del árbol,
donde
no pierdo mi albedrío
y
en el viento cálido del este
y
aún en la orilla del mar enamorado.