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Ausencia


Ausencia

La tarde se ahoga en el fuego dilatado,
como se ahogan mis ansias en,
sobre la nada que me da tu ausencia.
Llega tu voz de durazno y miel florida,
para asfixiar suspiros y apagar lejanías.
No es tu voz, ni el espejo de tu voz es un canto de pájaros,
picoteando aleros,  jugueteando indiferencias.
 Ausencia, ya no siento tu presencia, no vislumbro tu figura,
tus dulces manos, tu mirada profunda,
otra vez mis ojos en el fuego de la tarde, buscándote.
Y todo se olvida … hasta tu ausencia …
¡Qué sensación tan profunda arrancas de mis entrañas con tu ausencia!
¡Qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!
Ya que en este Hoy es sólo ausencia.


“El reloj cae
 y las horas se rompen,
lapida y cruz”

Aspiración


Aspiración

Aspiración, de estar juntos, de no separarnos nunca,
pero esto es tan sólo un sueño.
De pie en el umbral de la aurora,
bajo la celeste amplitud,
escudriño el horizonte más allá del mar,
para otear tu figura y pedirte que regreses, pero es tan solo una aspiración.
Aspiración de que estés aquí, entre risas y lloros en flor,
congregándote al rumor de las alas de mis sueños.
Y en las estrofas vierten el tesoro conquistado de estar uno junto al otro.
Quiero mis versos por audaces, yo sé que en sus anhelos hay horizontes,
para los mundos y los cielos.
Quiero mis versos por ingenuos, piensan en que vuelan solo porque mi frente,
rozan alas de mariposas.
Yo sé lo que soñaron cuando flotan en mi sueño de crear locuras.


“Cae la lluvia,
donde tu sombra vive,
de eternidad”

Tarde invernal

Tarde invernal

El viento helado era una pincelada de rojo en mi mejillas y
un gozo bailarín en tus pupilas húmedas.
Un aire inverosímil arremetió con el sol, golpeteaba por dentro,
de los pulmones, empujaba la sangre.
La alegría, pensé, debe ser parecida a un remolino de sol corriendo por los campos.
Y te miré, con calor en mi alma, envíe caricias a tu corazón.
Y te miré aguardando, ni magia ni milagro, que ya en dorado crepúsculo inundaras,
el cauce de la tarde.
Con el frio helado de afuera, nosotros acurrucados y abrazados frente al fuego,
de la chimenea, nos besábamos apasionadamente, éramos uno del otro,
corazón con corazón.
Y entre perfil y miradas , se sienten frenéticos toques de diana,
anunciando nuestro amor infinito.


“Dame a beber la poesía,
en el raudal de inspiración,
que a la noche es meditación”