Nuestras miradas
fueron como un primer
beso
de amantes
incipientes.
¡Asombro!
¿Es obra humana tanto
gozo?
¿Podrán nuestros
labios
encontrarse alguna
vez
y con apenas un roce,
sentir el placer,
el amor intenso,
la entrega toda de
uno en otro?
Volarán al segundo
beso
y al tercero
y hasta que los
abrazos
nos inunden en un
manto tibio de amor
envuelto tras gasas y
tules
abrazados nuestros
cuerpos desnudos
como uno solo.
Nuestras bocas
férvidas se encontrarán siempre
no sé si en este
mundo o en el otro.
¿Por qué si ya los
hálitos se juntas,
los labios a posarse
nunca llegan?
Tan al borde del beso
y no nos besamos
nunca.
Obediente al ardor de
un mediodía
muerdo la fruta
nueva.
Mi boca anhela el más
dulce jugo
y del anhelo no pasa.
Se le niega cuando el
labio
presiente su dulzura,
tus labios serán de
los míos
me hicieron sentir
primavera,
pulpas de mayo,
azúcares de junio,
día a día sumados a
la miel de tu boca,
consumación, feliz,
lejana y distante.
Desde rutas sin fin,
último paso te
presiento, amante,
pie en el aire
trayendo tu amor a
donde tu amor espera.
No podemos concebir
nunca
que de imposible se
vuelve la pareja.
Flechas del alba
cruzan
por los incorpóreos
aires,
llevándote todo mi
amor,
mi dulzura,
mi risa,
mis caricias,
mis pasiones.
No te voy a herir,
te voy a amar
con tanta intensidad
que la bóveda al
cerrarse
abre más cielo.
Y en la hermosura
basta de estos límites
siente el alma que
nada la termina.
Somos imágenes que
inclinan su rostro
sobre espejos que
nunca se reflejan.
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