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domingo, 24 de enero de 2016

Te espero


Te espero en el umbral
de mi pasional abrazo
en la profunda noche,
desprendiéndose tizones
y luminosas chispas,
vertiendo los amantes volcánicos
deseos de eclosión de amar.

Te espero en mi vida,
crepitaste ardiente
las brisas en el silencio inmenso
de la oscura noche.

Ardió en mi delirio tu abrazo creador,
intensa llamarada
de dos cuerpos pletóricos,
inmersos en el amor.

Te espero con ansias de gozos,
con mi ternura ardiente,
abrevarás delicias
que de mi ser anhelante
van hacia ti.

Te espero,
soy tuya,
tómame, abrázame,
vierte en silencio
tus ánforas de fuego
que aceleran el latido de mi corazón.

Te espero,
estoy cerca,
muy cerca de ti,
te quiero a mi lado,
se acelera el latido de mi corazón amante
con tu abrazo leve y tu aliento excitante,
donde enciende la llamarada
que me abraza el pecho.

Te espero
¿vienes amor?,
intensa llama mora en mi pecho
que se inflama
despertando mi ardiente fantasía
y transforma toda la faz de mi destino.

No sé si espero,
amor,
ni si te espero,
pero de pronto estás,
inesperado y me envuelves
en un abrazo cálido de estío.

Reconozco tus ojos de viajero,
tu inseguro silencio,
tu llamado,
tus labios sin mañana
y sin pasado.

Te espero
porque eres un milagro de ternura,
triste y feliz,
eterno y pasajero,
inquieto y firme.

Te espero,
amor ¡Cómo irme!
¡Cómo estar sin estar!
Te espero porque puedo
entristecerme tanto por tu ausencia
que en fantasma de mí misma me torno
y sentirme tan feliz por tu presencia
que los cálices del regocijo colmo.

Pletóricos de dicha,
con dulces sones de músicas
seremos astros del alba,
en la más alta estrella.

Ven…
te espero…
hasta la eternidad.

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