Prodigio de vivir
en un mundo deseado,
de nobleza en el horizonte
inmenso de la Historia.
Prodigio de vida exquisita
que sólo lo profesan
los que aman en expresiones
de maravillosos portentos
de sentimientos.
Prodigio de alegrar
la soledad al agitarse
en cadenciosas rondas
forjado con risas cristalinas
el mundo que nos rodea
con una vida sonriente,
bajo un cielo transparente,
cuajado de luces
de amores vividos.
Prodigio que en voces secretas,
como por milagro primoroso
dos almas se unen
y conversan en son
de fascinación entre miradas
de poetas,
en un lenguaje mudo,
en el que los espíritus
primorosos hablan.
Prodigio que asombra,
que nos hace temblar
en un pasmo de palabras,
calor de besos,
presión de manos,
sollozos que estallan de felicidad.
Prodigio de amor,
un instante detén allí el vuelo,
recoge las alas
y bajo la luz de la luna
entre los reflejos nocturnales
de las estrellas
que el paisaje baña,
amémonos entre suspiros
claros como campanas vibrantes.
Prodigio de la noche,
desde la gloria del amor
los poemas vuelas,
transcriben sin saberlo,
temblando en palabras
el sentimiento mutuo
de dos que se aman.
Ópalo que abrillanta sus colores,
encandila la ilusión
con infinitos tornasoles,
plenos de fulgor
ante el prodigio de nuestro amor.
Elixir que nos inunda
en un paraíso de dulcísimo
encuentros entre sonidos
que acarician,
instintos que convocan,
arrobas de emoción,
aromas que iluminan,
fulgores que cautivan
laberintos de ilusión.
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