Tarde de lluvia,
la tarde está llorando
y es por ti.
La lluvia
se desliza por el vidrio de mi
ventana
y a lo lejos vislumbro tu figura
tierna y apasionada,
imposible acercarme para tocarla.
Tarde de lluvia,
te necesito a mi lado,
sentirte cerca,
abrazarte y estar oyendo el
viento
que apenas puede llevar al mar
las nubes con su carga.
Hay silencio,
nada responde y todo mi ayer
se junta en este instante.
Cuando llueve te mezclas con la
lluvia,
cuando llueve en la calma de la
tarde
te siento conmigo,
te siento en mi sangre,
cuando llueve te tengo,
nada puede sacarte de mi lado y
me duele…
¡Cómo duele la quimera del
tiempo!
escucho el eco del olvido
pero nada hay que no te recuerdo
mientras en la tarde llueve.
La lluvia cae,
moja mi alma,
¡cómo quisiera que aquí
estuvieras!
me dieras calma,
esa calma que el amor sólo sabe
dar…
y no mira nada para entregar.
La lluvia golpea
con sus caricias húmedas las
aceras quietas,
silenciosas,
tus pasos están en otras veredas,
mis pasos van en sombras a otros
destinos…
EL viento doblega los árboles,
sus hojas se sacuden
y mis manos te dibujan en la
oscuridad
donde te sueño.
La tarde se colma de lluvia
y cierro mis ojos,
te veo, te palpo,
te siento,
eres parte de las sombras
que me envuelve.
Escuchemos juntos
con la imaginación el ritmo de la
lluvia
y así seremos esta tarde,
los dos,
un mundo aislado por el viento y
la lluvia
entre la cuenca tibia
de nuestros abrazos.
Lluvia que penetra
en la bruma oscura,
grisácea,
arribas a los campos del alma,
levantas aquel grito de vida y
esperanza,
ven a renacer en gotas de agua lo
seco,
lo dormido,
yaciente en la calma.
Lluvia,
que en torrentes de cálida agua,
aviva el corazón,
el amor,
la llama,
vuélveme a la vida junto con mi
amado,
empápame mi razón,
dale el color que extraña,
trae luces nuevas a esta tarde
larga,
ilusiones,
sueños a la espera
del renacer del amor.
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