Un beso de amor es la caricia esquiva,
que no deja amarguras ni
resabios, es el néctar embriagante que se liba,
en el bíblico cáliz de los
labios.
Tiene susurros que en su
alma lleva,
mucho amor, mucha fe,
mucha esperanza,
un himno sin palabras que
se eleva modulando suspiros y promesas,
es un fugitivo y delicioso
roce,
es un espasmo de delicia
suma,
algo que sabe a miel y
dulce goce,
tibiezas de carne y de
perfume.
Son dos vidas que se
funden en un mismo aliento.
“Es
un cielo tejido por dos bocas”
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