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viernes, 3 de junio de 2016

El amor y yo



El amor y yo,
llega a mi vida en ráfagas intensas
haciendo que mi corazón vibre y se agite.
Dura tan sólo
instantes recordados por siempre.

Me hace falta
porque consuela el dolor del vivir
en el existir de siempre,
me amparas sin confines ni lejanías,
en templanza infinita
me cobijas como el aire al pájaro.

El amor y yo,
enamorada de la vida,
es un viento que canta,
que arrulla,
un hálito que se alza puro,
antiguo,
reciente.
Júbilos y milagros
empavesan el ámbito del mundo
que soy yo cuando el amor me rodea,
me ampara.

Siento el triunfo en mi,
feliz en las alas del mundo.
Amor que ha vencido en mí
y se lleva mi alma
en un gran silencio
heraldo de mi suerte.

¿A dónde me llevas amor?.
Eres un soplo entre los labios,
imitación sin canto de la música,
tránsito de humo a la nada.

Amor eres todo para mí,
esperanzas,
anhelos paz y felicidad.
Amor,
entras en silencio
ha sido tu primer manera de entrar en mí,
tu entrada por mi alma callada
brisa todopoderosa aventando los dolores
que en vano me poblaban.

Amor,
es tan silencioso tu inicio,
el de tu imperio que se nota apenas,
por tiernas diferencias con la nada.
Amor eres como el cielo
entre la noche y el día medianero
que parece vacío
y que de improviso invade el alma
hasta lo profundo
y en breves momentos
la felicidad y la alegría
me inunda.

Amor,
y fuiste voz,
al fin y tan hermosa
que puede confundirse con mirada,
voz de lengua alguna,
ni de palabras dicha,
sólo son teclados
donde tocas tu eterna melodía.

El amor y yo,
el imposible que se hace realidad,
sin angustias ni temores,
sólo esperándolo con ansia locas
de sentirlo llegar cuando menos lo espere
en un amanecer de aurora.

El Amor y yo,
sube por mi corazón,
¿o es acaso por el cielo por dónde sube?
Es mi luz cegadora,
lo mismo que el sol velando
la claridad decisiva con su propio resplandor,
llevándome a su irremisible cenit,
al mediodía del sino de la mujer que desea amar.


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