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sábado, 2 de julio de 2016

Ecos de besos no dados


Ecos de besos no dados,
 resuenan en mi alma
como alas rotas de aflicción
y deseos reprimidos,
esos instantes que no se olvidan,
 tan vacíos,
devueltos por las sombras,
tan vacíos,
rechazados por el tiempo.

Ecos de besos no dados,
ese instante que pudo ser tierno
y pleno de gozo,
pasó despacio por mi lado
y mi cuerpo desnudo,
desnudo de sangre de alas,
sin ojos para recordarte,
sin labios para recoger
el zumo de tus mieles,
se perdió en el canto
de los helados campanarios.

Los suspiros del mar
me humedecieron las únicas palabras
y los besos no dados
 por los que vale vivir.

Ecos de besos no dados,
fue tan solo un instante breve
de la nada
acurrucado en una eterna espera
 en la cueva del destino,
 sin manos para decir nunca,
 sin labios para besar los tuyos.

Ecos de besos no dados,
como dueños del silencio,
son como una tribu
de palabras mutiladas
y de tibiezas no recibidas,
se elevan entre montañas
hacia las nubes,
lejos, muy lejos,
en una partición de sol
en pequeños soles negros.

Hay en la espera del beso
 un rumor a lilas
rompiéndose en la lluvia gris del alba.
Ecos de besos no dados,
soy como una viajera,
mujer poeta,
que ha dejado su cuerpo
 junto a la luz
y ha cantado la tristeza
de lo que nace.

Mi alma sin tus besos
 se estremece toda,
volcándose en la madre de las tinieblas.
Entre hilo e hilo de su tejido
de espera encierra
 el anhelo del beso no dado,
 guardado como tesoro
en el mundo para mí
perdido entero sin ti.

Ecos de besos no dados
que pasarán entre el frío,
el viento, la lluvia, el trueno,
 resonando por un minuto de vida breve
 en los confines del mundo,
danzando como palabras de amor
en paraísos no encontrados,
que saltan de estrella a estrella,
de sombra en sombra.

Voy por galerías
donde vagan los besos
que no encuentran mis labios,
esperándolos,
sabiendo que no llegarán a mí.

Todo sonido en eco tuyo
me lo convierte el alma que te espera
 y ahora en esta hora inocente
me siento en el umbral de mi mirada
como sonámbula
en una cornisa de niebla
esperando despertar como flor
 que se abre al viento
en un camino de espejos
donde los besos son dados
 como encantamiento creciendo
solos en la noche pálida,
enlazando fuegos de silencio,
ingenios en espejos de triste transparencia.

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