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jueves, 4 de agosto de 2016

Caminos cruzados


Caminos cruzados,
en la distancia esfumada
nos encontramos en la vera
del sendero de la vida,
entre escaramuzas del destino
que nos lleva a estar juntos.

Caminos cruzados,
cuando la tarde apaga sus colores
y los astros encienden sus lumbreras
y se duermen las alas y las flores,
nosotros,
los solitarios surgimos de improviso,
frente a frente
y nuestras miradas se iluminan
llenas de luz y armonía.

Caminos cruzados,
de sendas desconocidas de la vida,
nos entrelazan en instantes
preciados de nuestro vivir.
¡Oh alegría de alegrías!
Nos miramos en ese lugar preciado
en la brevedad del tiempo.

Entre tú y yo nos unió el amor,
allí, Atenea,
escondida entre el vergel florido
nos llevó a estos caminos cruzados
para que se levantaran las leves tinieblas
y nuestras miradas se encontraran.

Caminos cruzados
en un hoy de nuestra vida,
en diagonales zigzagueantes
y oblicuos senderos a través de umbrías
soledades nuestras vidas
se enlazaron en segundos milagrosos,
anhelantes ambos de amar
aunque sea un instante
en nuestro tiempo del Hoy.

Caminos cruzados,
entre rosedales floridos,
arcos de glicinas,
enredaderas de azaleas,
nos abrazamos entre besos leves
y caricias suaves.

Y las palabras surgieron de nuestras almas,
los pensamientos se hicieron ecos de amor,
entre ventiscas suaves,
el azul del cielo
nos acogió en nuestro amoroso encuentro.

Caminos cruzados,
sin piedras ni aristas,
sin trabas,
sí con pastos tiernos y suaves
como brotes de tréboles renacidos
para que al estar juntos
nos sintamos en el Edén.

¡No importa
cuánto tiempo estemos juntos,
muy juntos,
sí que nuestras almas
vuelen en la fresca brisa
del estar juntos!

Caminos cruzados,
amor a destiempo
que nos sorprendió
a mitad del camino.

Este amor que florece
como lirio en primavera,
pero que poco a poco se va esfumando
como niebla en el otoño de nuestra vida.
Este amor que se estrella
en la calma de tus mares
y palpita como brasa
en el calor de mi hoguera.

Caminos cruzados,
con amor a destiempo
es lluvia en el desierto,
sol en la aurora,
canto de sirenas,
miel sobre la hiedra.

Nos abrazamos con gozo y pasión
en el gramillar y la noche vertió
sus luces sobre nuestros cuerpos,
salpicándonos con el verdor del sendero
y el perfumado chal
de las blancas azucenas.

Estamos juntos por fin,
recorremos los caminos,
unimos nuestros sueños en uno sólo,
en una continua nube de música mágica.

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