Deshojando
margaritas,
sus
pétalos blancos, amarillos,
van
tenuemente volando hacia ti,
a
tu rostro amado
en
medio del campo floreciente
entre
vergeles frondosos de pastos tiernos.
¿Qué
te dicen sus pétalos de mí?
¿Te
preguntan quién eres?
¿Acarician
tus labios?
Deshojando
margaritas,
entre
te quieros y requiebros,
mi
amor se alza en vuelo
esquivando
temores, dudas, penas,
sólo
voy hacia ti
guiada
por mis margaritas puras y vírgenes.
Con
un te quiero mucho poquito y nada
voy
por la vida enamorada y feliz.
¡Viva
el amor!
La
vida es el verbo vivido del amor.
Las
margaritas tiemblan
en
mis manos cuando te ven.
Entre
mis brazos las acuno y las beso
sintiendo
su perfumado aroma
que
inunda todo mi cuerpo
que
va en tu búsqueda.
¡Vuelen
pétalos de margaritas!
¡Vuelen
lejos!
lleguen
a lugares donde el amor es necesitado
para
que todos nos amemos
y
sintamos el gozo del vivir.
Cubran
como un manto blanco, amarillento,
entre
velos envolventes todo lo que nos rodea
en
el floreciente rocío de los amaneceres
luminosos
de este mundo,
dejándonos
como un eco resonando
por
los rincones como rocío de luna
en
este tiempo que nos atrapa.
Y
aquí estamos en el camino primaveral
donde
se conjuga el tiempo y el beso
donde
la inocencia salpicada de te quieros
susurran
en el aire llevándolo por doquier.
Margaritas
deshojadas,
lleguen
lejos hasta él,
no
se reduzcan
al
estrecho espacio de mi verso
recorran
el paisaje perfecto del amor
donde
todos estamos reunidos
por
la calma primaveral
que
acarician nuestros rostros.
Pétalos
de amor recorran
los
caminitos del mundo,
vuelen
con la brisa de la mañana
llevando
el mensaje de que la vida
merece
vivirse
y
que el amor existe, existió
y
existirá por siempre.
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