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sábado, 27 de agosto de 2016

Nuestras miradas


Nuestras miradas
fueron como un primer beso
de amantes incipientes.

¡Asombro!
¿Es obra humana tanto gozo?
¿Podrán nuestros labios
encontrarse alguna vez
y con apenas un roce,
sentir el placer,
el amor intenso,
la entrega toda de uno en otro?

Volarán al segundo beso
y al tercero
y hasta que los abrazos
nos inunden en un manto tibio de amor
envuelto tras gasas y tules
abrazados nuestros cuerpos desnudos
como uno solo.

Nuestras bocas férvidas se encontrarán siempre
no sé si en este mundo o en el otro.
¿Por qué si ya los hálitos se juntas,
los labios a posarse nunca llegan?
Tan al borde del beso
y no nos besamos nunca.

Obediente al ardor de un mediodía
muerdo la fruta nueva.
Mi boca anhela el más dulce jugo
y del anhelo no pasa.

Se le niega cuando el labio
presiente su dulzura,
tus labios serán de los míos
me hicieron sentir primavera,
pulpas de mayo,
azúcares de junio,
día a día sumados a la miel de tu boca,
consumación, feliz, lejana y distante.
Desde rutas sin fin,
último paso te presiento, amante,
pie en el aire
trayendo tu amor a donde tu amor espera.
No podemos concebir nunca
que de imposible se vuelve la pareja.

Flechas del alba cruzan
por los incorpóreos aires,
llevándote todo mi amor,
mi dulzura,
mi risa,
mis caricias,
mis pasiones.
No te voy a herir,
te voy a amar
con tanta intensidad
que la bóveda al cerrarse
abre más cielo.

Y en la hermosura basta de estos límites
siente el alma que nada la termina.

Somos imágenes que inclinan su rostro
sobre espejos que nunca se reflejan.

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