Puerto oscuro,
puerto desde
donde parten los pescadores
y uno es mi
amor,
único y
seguro.
Les rindo mi
homenaje,
con toda mi
energía,
por su ardua tarea
que los colma
de paciencia y fe.
Luchan contra
las tormentas,
la furia del
mar,
sin miedos ni
temores,
porque saben
que el mar,
a pesar de su
instantánea bravura,
los traerá
con todo lo que necesitan
para vivir
ellos y sus pares.
Loor a
ustedes pescadores de alma,
no pueden
vivir lejos del mar,
éste los
llama,
los busca,
los espera.
Viven en un
Paraíso de Amor,
el mar les
regala todo lo que necesitan.
Les deseo que
la vida en el diario existir,
en el camino
del mar,
los conduzca
con felicidad
a los
regresos esperados,
a nosotras,
sus mujeres,
que entre
ansias, temblores,
rueda por nuestros
rostros la enternecida claridad
que sueña con
sus abrazos
al llegar a
Puerto Oscuro,
hogar donde
el Amor trémulo
hace nacer
caléndulas en la tierra
y los niños
dormidos
sonríen por
caricias
en cada nido
azul de éste,
su lugar
encontrado.
Puerto Oscuro,
¡Hay tanto
mar nadando en las estrellas,
tendiéndose
al viento de la entrega,
del habernos
unido otra vez!
Nuestras
almas,
como ávidas
gaviotas,
nos harán
respirar aire puro y diáfano
antes de que
otra vez partan
dejándonos
tristes y apesadumbradas.
Puerto Oscuro
y seguro,
en cada alba
desharemos
juntos este poema,
exaltado
de la espera,
y detendremos
de emoción al mundo,
al regalo
nupcial de auroras nuestras.
Puerto
Oscuro,
donde
nuestros pescadores y sus amores
encuentran
olas de abandono,
derribadas,
tendidas sobre
un inmenso azul
de sueños y
de alas.
El mar se los
lleva lejos,
no se dejen
alejar,
que el tiempo
y el mar azota fuerte.
Héroes de
cada día,
los esperamos
siempre
entre vuelos
de garzas y gaviotines.
Nuestras miradas
no se apartan del mar,
esperando ver
enfilar
la proa de
los barcos
bajando el
cálculo de las estrellas
entre las
ondas del mar.
La luz del
faro de la esperanza
ilumina el
camino de regreso
¡Los honro,
pescadores del mundo!
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