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miércoles, 26 de octubre de 2016

Aromas de vergeles


Aromas de vergeles,
en prados florecidos
de multicolores flores
y de fragancias exquisitas,
allí quiero estar.

Ir en busca
del edén divino de belleza,
para no volver nada
o para volver
inhibida de fragancias
de alelíes, rosas, azahares,
azaleas, jazmines.

Tenderme en los jardines
y unida a las abejas
oír y aprender el dúo
que en la flor recién abierta,
el perfume y el color
misteriosamente elevan.

Pasar por rosaledas,
contigo abrazada
y que su aroma nos inunde
en una nube de esencia
como emanaciones de amor recién florecido.

Aromas de vergeles, de bosques umbríos
que beben luz de las estrellas,
dormitamos en el silencio blanco
de la luna llena
o como en potros de llamas
cabalgamos en los cometas.

Pensativa y calma
en el vergel sumergida,
surgen de mi corazón de poeta
los versos de amor para ti
que un rojo sol prisionero
encerrado, encuentra.
Quiero volar contigo
por todo el universo
y regresar con las flores inmortales
del pénsil de la belleza.

Aromas de vergeles
que hacen nacer el ideal del poeta,
el que está en el mundo interior
pleno de encanto.
Suelta la flor su perfume,
mas si una frase lo aspira,
se evapora o se consume
en las cuerdas del violín.

Efluvios de suspiros de amor
en un intangible ensueño,
donde lejana, la flor se esconde.
Aromas de vergeles,
donde la mujer poeta
escribe lo que es en su fantasía,
ave y flor, mirlo y lavanda,
pues viven sólo en la bruma
que en la ilusión se levanta
ese canto que perfuma
y ese perfume que canta.

Aromas de vergeles,
bálsamo de colores que nos inundan,
los verdes más verdes,
los tornasolados ocres,
los lacres de hojas marchitas
nos inundan de amor placentero,
pleno de paz y belleza.

Tendida en ese campo infinito
entre amapolas y margaritas
el aroma de la tierra húmeda
hiende mi alma necesitada
de tu intenso amor.

¿Bajo qué fronda te escondes?
Ven y tiéndete a mi lado,
el cielo nos acaricia,
el viento nos mece
y las hierbas frescas
nos acunan en su mullido lecho.

Aromas de vergeles,
en esta aurora placentera,
entre mil estupendos follajes,
temblorosos de primavera,
nuestro amor crece, se agiganta,
entre sones de música celestial
y canto de pájaros.

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