Aromas
de vergeles,
en
prados florecidos
de
multicolores flores
y de
fragancias exquisitas,
allí
quiero estar.
Ir en
busca
del
edén divino de belleza,
para no
volver nada
o para
volver
inhibida
de fragancias
de
alelíes, rosas, azahares,
azaleas,
jazmines.
Tenderme
en los jardines
y unida
a las abejas
oír y
aprender el dúo
que en
la flor recién abierta,
el
perfume y el color
misteriosamente
elevan.
Pasar
por rosaledas,
contigo
abrazada
y que
su aroma nos inunde
en una
nube de esencia
como
emanaciones de amor recién florecido.
Aromas
de vergeles, de bosques umbríos
que
beben luz de las estrellas,
dormitamos
en el silencio blanco
de la
luna llena
o como
en potros de llamas
cabalgamos
en los cometas.
Pensativa
y calma
en el
vergel sumergida,
surgen
de mi corazón de poeta
los
versos de amor para ti
que un
rojo sol prisionero
encerrado,
encuentra.
Quiero
volar contigo
por
todo el universo
y
regresar con las flores inmortales
del
pénsil de la belleza.
Aromas
de vergeles
que
hacen nacer el ideal del poeta,
el que
está en el mundo interior
pleno
de encanto.
Suelta
la flor su perfume,
mas si
una frase lo aspira,
se
evapora o se consume
en las
cuerdas del violín.
Efluvios
de suspiros de amor
en un
intangible ensueño,
donde
lejana, la flor se esconde.
Aromas
de vergeles,
donde
la mujer poeta
escribe
lo que es en su fantasía,
ave y
flor, mirlo y lavanda,
pues
viven sólo en la bruma
que en
la ilusión se levanta
ese
canto que perfuma
y ese
perfume que canta.
Aromas
de vergeles,
bálsamo
de colores que nos inundan,
los
verdes más verdes,
los
tornasolados ocres,
los
lacres de hojas marchitas
nos
inundan de amor placentero,
pleno
de paz y belleza.
Tendida
en ese campo infinito
entre
amapolas y margaritas
el
aroma de la tierra húmeda
hiende
mi alma necesitada
de tu
intenso amor.
¿Bajo
qué fronda te escondes?
Ven y
tiéndete a mi lado,
el
cielo nos acaricia,
el
viento nos mece
y las
hierbas frescas
nos
acunan en su mullido lecho.
Aromas
de vergeles,
en esta
aurora placentera,
entre
mil estupendos follajes,
temblorosos
de primavera,
nuestro
amor crece, se agiganta,
entre
sones de música celestial
y canto
de pájaros.
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