Raíces profundas,
sin temblores ni misterios,
peregrinas en el tiempo de la
vida,
en una verdad definitiva.
Raíces profundas,
fecundas que traspasan los
límites
últimos de nuestro ayer,
el de ayeres.
La vida que con tibios presagios
sin rumbos,
nos lleva sin amores verdaderos
a enraizarnos en un correr
para nada a un cansancio agotante
y asfixiante.
Desde las raíces profundas de mi
corazón,
siento traspasar como dagas
afiladas
el dolor de no tenerte ya más a
mi lado,
te extraño y me hieres sin querer
lastimarme.
Es tanta la fuerza que aprieta
y ahoga el alma toda pero al
final
el valor arrecia y se alargan
raíces nuevas
para crear la felicidad en ti y
en mí.
Amor con matices,
raíces profundas,
crece, camina,
corre y nunca se olvida.
Cautiverio de emociones
verdaderas,
soñadoras,
amor fortalecido,
recordarte sólo me queda
ya que te has ido para siempre.
Raíces profundas
que como puñales diamantinos se
clavan,
se hunden en nuestro interior,
en el cuerpo, en los ojos,
en el más allá,
todo por un amor ingrato y falso.
Las resistimos obstinadamente
en la prolongación de la
felicidad oscura,
procuramos encontrar suaves y
cálidas raíces
profundas que nos tornen a una
vida
luminosa y creativa.
Raíces profundas
que por milagro me hacen asombrar,
incrédula de que aquello
tan cruento estaba en mi vida y
que por fin,
como por sorpresa me soltó y de
prisa,
desesperadamente fui a encontrar
abrazos cálidos,
besos jubilosos,
promesas puras y verdaderas que
como raíces,
níveas,
profundas y hondas me llevan al
amor prístino
al que presagio era en el existir
de antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario