Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 15 de enero de 2016
Rutas de mi alma
Rutas
de mi alma,
Recorren
mi interior zigzagueantes y palpitantes,
haciéndome
sentir conmigo mismas
en
cada lugar recóndito y secreto.
mi
alma señalada por huellas del pasado
Y
del HOY,
pasan
ligeras al son de repiqueteos leves y temblorosos,
mientras
haya trasluces en las tinieblas,
claridades
en secretos,
noches
que lo son apenas.
Rutas
de mi alma,
Susurros
de estrella a estrella
entre
palabras de amor que esperan,
invenciones,
clareando en cada amanecer de poemas
que
surgen del interior
mientras
vengan por senderos jubilosos y florecidos.
Alma
sonora de la armonía de flotantes alas,
sonriente
y alegre y del silencio azul en las etéreas alas,
te
busco a ti mi amado amante
en
todas mis rutas del alma.
Rutas
de mi alma,
Si
algún día descubriera que mis cantos,
poemas,
frases, olvidara o perdiera,
en
la calidad primavera del verso…
mi
numen me inspiraría,
Tú
mi amor que se acercara pronto.
Rutas
de mi alma,
Me
enamora lo azul, vuelo al espacio
con
las alas de todas mis canciones
para
ser entre nubes…
radiosas
ilusiones.
Así
si ha de caer, en pleno vuelo…
se
sentirá mi corazón gigante volar…
iluminando
la amplitud del cielo como una estrella errante.
Rutas
de mi alma,
Llévenme
al lugar misterioso y oculto
donde
esta mi amor esperando al ser humano,
único
y veraz que me ame hasta el infinito.
Rutas
de mi alma,
visiones
que afloran si cesar
cayendo
en la fantasía con audacia inquieta,
buscando
los poemas de amor
en
el rojo esplendor del amanecer.
Rutas
de mi alma,
vericuetos
sin fin
laberintos
mágicos,
que
me conducen hacia ti
mi
amor eterno.
Soliloquio de amor
Soliloquio de amor,
cuando llega la noche no sé
qué decirte…
A veces tengo para tí
un par de palabras
mas tus interminables
silencios
me dejan cual témpano
que sale del infierno.
Soliloquio de amor,
a veces me quedo sin
pronunciar tu nombre
y entonces tus palabras,
cual fardos, me apabullan,
hasta dejarme sin aire
y se ahogan mis deseos
en solipsismos eternos.
Soliloquio de amor,
a veces sin silencios ni
palabras
doy vueltas en la cama
y me siento como escarabajo,
al abismo que cae del eco.
Soliloquio de amor,
monólogo triste y solitario,
evocando los sentimientos
profundos
del amor que por tí sentí.
Es ahora tan sólo un
recitando
conmigo misma,
una parte, un parlamente
completo
de insinuantes recuerdos
perdidos en el ayer.
Soliloquio de amor,
en su espejo doble de
pupilas,
ella es la tierra tejida
en rúbrica espiral de
raíces.
Él es el viento
y sus inacabables potros de
conquista.
Mueve el follaje de sus
manos
el chisporrotear de estirpes
aún dormitantes en la bronca
sed
de sus propias semillas.
Soliloquio de amor,
los espectros amantes son
estatuas
que el mar no distingue.
Su beso es sucesión de un
sueño
rodado en líneas de arena,
una playa donde Dios
olvidó sus húmedas siluetas.
Soliloquio de amor,
en los prados de tu huerto,
a la luz del plenilunio,
se moría cada flor en cada
palabra
y concurriendo a una extraña
complicidad de infortunio
en el rosal de mi vida,
se deshojaba el amor.
Soliloquio de amor
que me dan todas las
lágrimas del mar.
Mis ojos están secos
y yo sufro unas inmensas
ganas de llorar.
Estoy triste
porque nuestros mustios
corazones
nunca estarán juntos.
Soliloquio de amor,
monólogo triste y solo
como un incipiente retoño de
flor
en un camino sin sendero.
Vientos de amores nuevos
Vientos
de amores nuevos
que se
deslizan por mi piel,
dándome
caricias dulces,
tiernas, aterciopeladas.
para mi
blando corazón
que
necesita mimos, besos,
y
signos de amor.
Vientos
de amores nuevos,
me
buscan y me persiguen,
se mueven
como alas batientes
por
todo mi cuerpo estremecido,
llenando
toda mi alma enternecida
que
sólo siente el amor nuevo
que
hace tañir con campanillas de cristal
mi
cuerpo entero.
Ayer acaricié los vientos
de
amores nuevos, uno por uno,
buscando
el verdadero, el único,
el que
me hiciera estremecer de amor.
¿Es
aquél? ¿O aquél otro?
¿O éste
que se acerca suavemente?
¿O el
que en silencio de amante, roza
mi piel?
Mis
vientos de amores nuevos
hacen
remolinos con mis dos brazos
que
giran como aspas perdidas,
desbrozando
malezas
o
blandiendo una causa.
Vientos
de amores como mariposas
que
vuelan en el aire de la mañana
besando
las flores
y
llevando a caminos desconocidos
el
polen dorado
que es
filtro de esperanza.
Vientos
de amores nuevos,
que
como remolinos, confluyen
en
todos mis raudales.
Miles
de ojos que no se alquilan,
desde
mi cabeza, miran hacia abajo
lanzando
grandes lagrimones
que
purifican mi cuerpo
para
esperar el amor nuevo.
Vientos
que velan mi vida
y
frente a ellos, aprendo lo que soy:
un momento
de esa larga mirada
que te
ojea desde hoy,
desde
ayer, desde mañana
Vientos
paralelos en el tiempo,
me
protegen, me cuidan
siento
sus caricias.
Vientos
de amores nuevos,
que
entre giros
enlazan
hilos de encaje.
¡Son
una clase!
¡Son mi
rumbo!
Me conducen
entre peregrinaciones
a
amores nuevos, tiernos, verdaderos,
arriban
a mi cuerpo traslúcido
ya que
llegan hasta el alma
y se
quedan a mi alrededor
para
que el hallazgo sea al final,
trémulo
de dicha
para
que encuentre al otro lado,
su
cuerpo,
el del
amor,
último
y cierto.
Ese,
que inútilmente
esperarán
las tumbas.