Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 4 de marzo de 2016
Alegrías y pesares
Alegrías
y pesares
colman
nuestra vida en el ayer,
ayer de
ayeres, en el Hoy,
en
instantes imprevistos, impredecibles,
insospechados,
a veces
insólitos y sorpresivos.
Alegrías
entre risas, carcajadas,
envueltas
en tibias felicidades del corazón,
dejando
caer suspiros leves,
entrecortados,
a tu
pecho que los recibe con alborozo
y
palpitares de amor.
Pesares
que como mantos oscuros,
tenebrosos,
a veces
trágicos, dolorosos,
nos
rodean, nos acosan de desgracias
ya
sufridas o por sufrir.
¿Por
qué nos cercan?
¿Cuál
es la razón de no dejarnos vivir
entre
dichas y dulzuras?
Alegrías
y pesares,
mantos
de llantos entremezclados
de
risas y sombras
entre
bóvedas de experiencias vividas.
En mi
corazón hay un rincón muy íntimo,
como
una antigua sala
llena
de recuerdos,
como
piezas delgadas y delicadas
que en
este otoño de mi vida
se
arremolinan intactas
para ir
y volver,
volver
e ir,
de
pedacitos vividos
a salvo
del olvido.
Alegrías
y pesares
es en
el tiempo inusual y absurdo
que nos
transportan como trastornos
en el
tiempo que se fue
y en el
que viene.
Pese a
todo es, sin embargo,
hermoso
y sorprendente
ya que
es la consecuencia
de
vivir estando enamorada de la vida.
Alegrías
y pesares,
a veces
pletóricos, nos hacen vibrar
como un
viñedo en tiempo de cosecha,
un olor
a tierra cuando llueve,
es un
todo enlazado
entre
hilos tenues
de
temblores vividos.
Y como
velo de paradojas
me
hacen rondar,
vibrando
hacia ti,
quiero
y necesito tus brazos,
tus
vehementes besos,
aún
cuando después desaparezcan
y los
pesares manen
como de
una fuente
de mi
alma rota y herida
por mil
cristales.
Desde
el viento del crepúsculo caigo
y de
mi pluma surgen
los
versos más tristes y apasionados
que tú
me inspiras.
Alegrías
y pesares,
he
estado contando
las
vueltas de mis días o cualquier día,
entre
muchos otros,
simplemente
sintiendo el agrietamiento
de la
superficie ritual
de mis
tiempos pasados.
Con mi
imaginación subí a las montañas,
bajé
hasta los altos ríos,
ya
estoy de vuelta,
de
buscarte por lugares insólitos y desnudos
y el
pesar inundó mis días.
Voy a
escribir ensayos,
con
fórmulas secretas donde exorcizaré el tiempo,
pasaré
mis gerundios por tus ojos
y en mi
corazón cubierto de sol y niebla,
capaz
de absolución y condena,
con
ternura pertinaz
y con
todo el amor feroz
que me
de más alegrías que pesares.
Voy a
escribir ensayos cabalísticos
acerca
de nuestro gozo y placer
vividos
en completa y expuesta desnudez
de
nuestras almas unidas.
Secretos inconfesables
Secretos
inconfesables,
perdidos
entre mil pétalos
blancos,
amarillos y rojos
que
colman mi campo
como
manto entretejido
de “te
quiero y no te quiero”.
Son
conciertos
de
notas aterciopeladas
moviendo
a ratos el sauzal
y
después tornándose
a la
quietud hecha de amores perdidos
y
hallados sin saberlo
entre
cantos y sentires.
¡Oh,
vientos del jardín de los recuerdos!,
desde
el fondo soplad,
trayéndome
los secretos inconfesables
que los
quiero recordar.
Entre
albas transparentes
vestidas
de ilusión,
cuyos
llantos sin causa
derramaron
sobre las flores,
mi
inocencia pasó.
Secretos
inconfesables,
tengo
pétalos en los labios
y
palabras escarlatas
que
jamás he intentado pronunciar.
Tengo
secretos inconfesables,
que de
tanto guardarlos,
los he
perdido
entre
mil pétalos blancos
que mis
ojos viajeros del tiempo,
cansados
de pronosticar,
se
diluyen
entre
este mar de añoranzas perdidas.
Tengo
pétalos
pegados
en mis sienes,
en mi
pelo, en mis manos,
en mis
yemas,
como
plumillas
que
escriben sueños, nácares, tesoros…
Tengo
pétalos,
suaves
pétalos carnosos
de mis flores
preferidas,
debajo
de mis pies,
recorriendo
el gran sendero blanco,
amarillento,
de mi nido de amor.
Invierto
en el presente,
apuesto
a futuro, a poesía
y floraciones
perennes,
a todos
los secretos inconfesables
por
amor,
a los
pensamientos cárdenos de la vida.
Tengo
en suma
un chal
de pétalos tejidos
y
destejidos de flores deshojadas,
alegres,
coloridas,
al que
accedo una y otra vez
por
éste y otros poemas
inspirados
por ti, mi amor.
Secretos
inconfesables,
perdidos,
desperdigados
en el
manto de flores mágicas
de mi
lecho de ilusiones
de amor
por ti,
irradian
el fulgor que seca
las
fuentes de mi llanto.
En sus
pétalos te recuerdo
y
amorosa te exalto,
mientras
en la tarde
te inclinas
en tus largas manos
y te
envuelven como tules
que en
tu pecho se derraman.
Secretos
inconfesables,
manantial
de dicha
que
suave se extiende
entre
caminos y senderos
remontando
los sueños
a las
nubes altas
como
río de la música,
llovizna
de suaves pétalos,
que
serenamente,
por
dentro, nos abrazan.
Infinita Espera
Infinita
espera,
si no
me tienes,
si no
estás a mi lado,
mi
sonrisa es fría
y sólo
queda
un
abrazo triste.
Inútil
que te busque
y te
persiga
debajo de la piel de mis sentidos,
se
mueven tus distancias como alas,
¿por qué no vuelven
tus
labios a los míos?
Infinita
espera
de
amorosos recuerdos,
tristezas lejanas,
cariñosas
memorias
que
vibraban cual sones de un esperar.
Añoro
la presión de tus manos,
las
noches de fiesta
a tu
lado.
Infinita
espera,
¡cuán larga es esta desesperada nostalgia!
Días
que brotan
llenos de tu ausencia
en la
esencia de mi vida
pasando
a mi lado indiferente.
Infinita
espera
de luna
plateada
como
espada en cuyo filo
duerme
el amor,
me
duele el alma
donde
anida el trueno
cuando tu cuerpo
se va
como un
rayo
que no
hiere,
mata.
Mi
melancolía se llena
de
añoranzas de pensar
en tu
voz dulce y armoniosa.
Infinita
espera,
tu mirada que añoro
en mis
noches solitarias,
erizaba mi piel
de
claros reflejos
de
luces cálidas y tenues.
Me niego
a despertar
y no
tenerte a mi lado
detrás
de tu perfume
que se
negó a partir.
En
oleadas de vientos
y humos
renace
la esperanza
de que esta infinita espera
llegue
a su fin,
tú
vienes…
Y yo
sueño que Hoy…
tal vez
mañana…
quizás
un día
yo
estaré en tu destino,
abrazada
a ti
como tu
amada amante.
Infinita
espera,
llega de improviso
el idilio esperado
de vida
sonriente
al
sentir tus pasos
nuevamente.
Enséñale
a mi boca
que te
nombra
que has
escuchado mis llamados
para
apoyar mi amor
sobre
tus hombros
en la
luz matinal
que
brilla de claros surtidores
en la
espuma de la esperanza
de que
la espera
llegó a
su fin
y con
sus nubes
el
poniente fragua
y otro
cielo rosado
y verde
oscuro
en los
espejos trémulos
del
agua
nos reflejó a los dos.
El
pálido rocío de tus ojos
se
encendió por altísimas veredas
y al dar tu corazón
el
primer impulso
volcó
por mis sentidos
sangre
nueva.
Infinita
espera,
ya no
existe,
tu
estás apoyado
en la
mañana
llenándome
de luz,
de
primavera
mi alma
ascendiendo
la vida por tus hombros
y en
tus manos
temblando
una estrella,
un aire
estremecido de ternura
llena
mi mundo interior
con tu
presencia.
¡Vibrad
liras sonoras del espíritu!
La
infinita espera ha terminado.
¡Álzate
inspiración,
la mujer poeta canta!