Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 27 de agosto de 2016
Magia nocturna
Magia nocturna,
esa bóveda de estrellas,
ese regalo sureño,
es toda magia y es sueño
con noches de luna llena
En la laguna,
media oculta en la totora,
hay un argentado chal
que de frío tiembla y llora
porque el amor de los amores
se ha ido.
¿Volverá?
Magia nocturna,
en alguna ocasión,
la luna luce brillante
porque el lago de los amantes
es aliento a la pasión.
Magia nocturna,
sopla nostalgia
en la penumbra del negro cielo,
jugando al viento con nuestros besos
promete sueños al gran silencio,
de pronto la luna atraviesa
esta noche llena y blanca
tras unos eucaliptos se encuentra
un follaje sobrepuesto
de magia rebosada.
La luna se resistía
a dormir tras el río.
Era el viento celoso
que abrazaba los vergeles
escondiéndose del frío
la luz se fue de mis ojos,
con una magia nocturna
donde permanentemente vivo.
Y sigo buscándote
entre las estrellas titilantes
y en el mar embravecido.
Magia nocturna,
caen sobre la noche
sueño e ilusiones
que se enredan entre hilos
de cristal y plata.
El silencio rescata
la profundidad de los pensamientos
la serenidad del cielo
habita en nuestras mentes,
los rayos de la luna
pintan las almas
y en el espacio se huele
el aroma de la dicha.
Magia nocturna,
el aire se impregna
con el perfume del misterio,
los labios se deleitan
con el sabor de los besos
La magia nocturna resplandece
en los caminos solitarios
vuelan los recuerdos
acariciando los sueños.
Tiempo de amar
Tiempo
divino que llegó
a ser
tiempo,
poco a poco,
mañana tras
su aurora,
mediodía
camino de su víspera,
estío que se
junta con otoño,
primaveras
sumadas a inviernos.
Años que
nada saben
de sus números,
llegándose,
marchándose,
sin prisas,
sol que
sale,
sol puesto,
caminos
sobre anhelos de amores
hechos
trizas
sobre los
días lentos,
sobre
abrazos,
noches con
el ardor urdido
del desvelo
que en la
alta madrugada,
da, por fin,
con el
contorne exacto de su empeño.
Tiempo
divino de amar.
Estaba
apoyada en la mañana,
envuelta de
luz en primavera,
ascendía la
vida por mis hombros
y en las
manos temblaba una estrella.
El pálido
rocío de tus ojos
se extendió
por altísimas nubes
y al dar mi
corazón
un primer
impulso,
volcó por
mis sentidos,
sangre
nueva.
Tiempo de
amar
dame tu
libertad,
no quiero tu
fatiga,
no,
ni tus hojas
secas,
tus sueños,
ojos
cerrados.
Ven a mí,
desde ti.
No desde tu
cansancio,
quiero
sentir tu libertad
que me trae
igual
que un
viento cálido,
universal,
una bandada de
visiones
que tú veías
cerrando tus ojos.
Tiempo de
amar,
en el que
recogeré
tu imagen
primigenia,
en el aire
que tallaba
tu
presencia.
Y así,
naciste
de mis
deseos al son
de una viola
de amor,
cintura
cincelada en nácar verde
y perfil
modelado
en blanda
cera.
Tiempo de
amar,
en los duros
biseles del silencio
estabas
inmóvil
como águila
señera
atisbando
desde lejos
mi figura,
para
encontrar mi mirada
pura e
inocente.
El calor de
tus hombros,
enlazaba la
cima de los cielos
con la
tierra,
tus caricias
sin palabras
cubrían mi
cuerpo entero,
crecías
hacia adentro de mis dedos
cuando
tocabas mi piel
sin rozarla
siquiera
y al llamado
de tus ojos
se alzaba de
mi sangre este poema.
Tiempo de
amar,
un aire
estremecido de ternura
llega hasta
mi cuerpo
sediento de
amor,
pasión
y gozo.
Con trompas
de oro,
te proclamo
mi amado
amante.
Tiempo de
amar
¡Todo canta
en mi entorno
al son de
este amor nuevo aún lejano!
Nuestras miradas
Nuestras miradas
fueron como un primer
beso
de amantes
incipientes.
¡Asombro!
¿Es obra humana tanto
gozo?
¿Podrán nuestros
labios
encontrarse alguna
vez
y con apenas un roce,
sentir el placer,
el amor intenso,
la entrega toda de
uno en otro?
Volarán al segundo
beso
y al tercero
y hasta que los
abrazos
nos inunden en un
manto tibio de amor
envuelto tras gasas y
tules
abrazados nuestros
cuerpos desnudos
como uno solo.
Nuestras bocas
férvidas se encontrarán siempre
no sé si en este
mundo o en el otro.
¿Por qué si ya los
hálitos se juntas,
los labios a posarse
nunca llegan?
Tan al borde del beso
y no nos besamos
nunca.
Obediente al ardor de
un mediodía
muerdo la fruta
nueva.
Mi boca anhela el más
dulce jugo
y del anhelo no pasa.
Se le niega cuando el
labio
presiente su dulzura,
tus labios serán de
los míos
me hicieron sentir
primavera,
pulpas de mayo,
azúcares de junio,
día a día sumados a
la miel de tu boca,
consumación, feliz,
lejana y distante.
Desde rutas sin fin,
último paso te
presiento, amante,
pie en el aire
trayendo tu amor a
donde tu amor espera.
No podemos concebir
nunca
que de imposible se
vuelve la pareja.
Flechas del alba
cruzan
por los incorpóreos
aires,
llevándote todo mi
amor,
mi dulzura,
mi risa,
mis caricias,
mis pasiones.
No te voy a herir,
te voy a amar
con tanta intensidad
que la bóveda al
cerrarse
abre más cielo.
Y en la hermosura
basta de estos límites
siente el alma que
nada la termina.
Somos imágenes que
inclinan su rostro
sobre espejos que
nunca se reflejan.