Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 16 de septiembre de 2016
Eres mi música
Eres mi música,
mi numen,
mi inspiración,
mis poemas nacen
al compás de tu sentir,
al latir de tu corazón.
El pentagrama de tu amor,
con notas claras,
redondas,
tibias,
despacio se van a su
destino,
para encontrarse más tarde
en mi cuerpo,
siguiendo el curso largo
de una huella imborrable.
Eres mi música,
toda de espuma blanca
que me besa
con sabor a los zumos del
mundo.
¡Qué gusto denso y
aromático a tierra,
a sol,
a mar!
Son sonidos dulces que me
llegan,
no sé si de las estrellas
o de las auroras de cielos
nuevos con un asombro
infinito
y mientras no vengas tú
yo me quedaré
en la orilla de tus notas,
de tus vuelos,
de tus sueños,
de las estelas,
inmóvil,
esperándote
y escuchándote expectante.
Eres mi música,
sé que sólo quiero estar contigo,
canturreando,
susurrando tus sones
únicos e inolvidables.
Ni en el mirar,
ni en el besar aprendí
lo que tu música
me quería hacer llegar
y entonces
sin que tú supieras un gran sollozo
estalló en mi ser
para que tú me besaras
y me estrecharas en tus
brazos,
lágrimas que tú secarías
besándolas gota a gota
entre música de agua clara.
Eres mi música,
cuando tú me elegiste,
el amor eligió,
salí del gran anónimo de
todos,
de la nada,
recibí tus compases de amor
que llegaron al fondo de mi
alma,
hasta las profundidades más
hondas
y mi tristeza fue toda
alegría,
gozosa de que tú me
encontraras
y me hicieras rodar,
prendida a tu ser,
en tu pulso,
en tu corazón.
Eres mi música,
no te vayas nunca
porque si lo haces
retornaré a ese mundo
imperfecto
en que vivía
sin diferencias en el agua,
en la gota,
en la nube y en mi boca
quedará tan sólo tu nombre
perdiendo yo el mío.
Eres mi música,
tus compases caminarán
conmigo
y mientras yo te sienta mi
ilusión,
mis anhelos brillarán
intensamente
con luces parpadeantes
buscando el horizonte tuyo y
mío.
Siento que tu sueño es mi
deseo,
siento que tu mirada es mí
descanso
y que la música de tu alma
me colma de paz infinita…
Tu ahí... Yo aquí
Yo aquí,
sola esperándote,
tu ahí queriendo estar a mi
lado
pero las trabas de los
imposibles
han hecho un tejido fuerte y
entrelazado
y los no saber por qué
nos separan cada día más.
¡Ay,
ensueños inagotables
sintonizados en frecuencias
virtuosas!.
Las que no nos dejan
unirnos,
las que se cobran en dolores
y pesares
y recaban al sonido de la
vida sus aportes…
Pido la calma por no estar
contigo,
como alma que quiere
resplandecer,
¡dar luz!..
De que ama,
dar la buena nueva
de ser tu amante…
dispuesta a vivir a tu lado.
Tú ahí… yo aquí,
nostalgias me invaden
y no quiero sentir el dolor
de que estés lejos de mí,
¿Qué es lo misterioso
que nos impide estar juntos?
¿Cuándo y cómo llegarás a mí?
¿Acaso el destino
no quiere que estemos
juntos?.
Quiero que vivamos amándonos
en la danza incomparable de
un ensueño
que sueño despierta,
en vigilia permanente
para encontrarnos de
improviso.
Tú ahí… yo aquí,
cuidemos nuestro amor
porque es un tesoro único
aún desde la lejanía.
Me he dado cuenta
de que amarte me lleva a lo
inmenso
que me conduce a tus amantes
brazos.
Tú ahí… yo aquí
y aunque distantes mi amor
está libre, suelto,
con tu sombra misteriosa
y puedo vivir en ti sin
temor
a lo que más deseo,
a tu beso,
a tus abrazos que me llegan
sin rozarme,
tu solo cuerpo posible,
tu dulce cuerpo pensado.
Y acaso tú algún día
leerás estos versos,
saberlo yo
me colma de paz y yo aquí,
recordándote a la orilla del
mar.
Existe un amor tranquilo
que dura hasta la eternidad
y un amor tempestuoso,
apasionado y loco
que es el que sembré en el
alma
para quererte a ti
que durará por siempre.
Tú ahí… yo aquí,
el rumor de mi sangre
va cantando tu nombre
y el viento de la noche
lo repite al pasar.
Tú ahí… yo aquí,
pero siempre juntos
los dos aguardando,
esperando,
susurrando,
a vivir la vida,
a que se la sienta…
Soñando despierta
Soñándote
despierta,
te
añoro,
te
extraño,
te
quiero en mi mundo mágico
y en el
real.
En el
sueño
los
seres se desnudan íntegramente,
no hay
sonrisas falsas,
gestos
ocultando las intenciones
y si
pudiera gritar,
las
palabras
serían
testamentos de versos de amor
para
repetir,
libres
de mentiras,
la
hazaña del día y el amor
que tú
despiertas
en cada
poro de mi piel.
Te
sueño bajo un manto de oropeles,
de
luces titilantes junto a mí.
Pongo
mi mano,
humildemente
estremecida
sobre
tus rodillas
y mi
cabeza se posa en tu pecho
escuchando
el latir armonioso
de tu
tierno corazón.
Soñándote
despierta,
abrazada
a ti,
sin
preguntarte nada,
de
miedo de que no sea verdad
que tú
vives y me quieres.
Y estoy
abrazada a ti
sin
mirar y si tocarte,
no vaya
a ser
que
descubra con preguntas,
con
caricias,
esta
soledad inmensa
de
quererte sólo yo.
Soñándote
despierta,
veo a
mi lado tu cuerpo,
tu
beso,
tu
abrazo frenético
buscando
su realidad en mí
como un
puro y mágico milagro.
Soy tu
desnuda Venus cierta,
entre
auroras seguras
que se
gana a sí misma queriéndote.
Soñándote
despierta,
¡de tan
cerca y de tan lejos!
Y
pienso en ti feliz
entre
pámpanos de luz.
Soñándote
despierta,
sobre
tu corazón entregado a la vida
y sobre
el río inquieto
de tus
pies y manos.
Y
soñando alguna vez diré que sí,
que no,
respuestas
de azar y de milagro
a
preguntas que ignoro,
que no
veo,
que no
sé
y
cuando me despierto
ellas
se esconden,
ya
invisibles,
se
apagan,
se van.
Soñándote
despierta
¡qué
paseo de noche
por la
playa iluminando la luna
el mar
que fosforece
con tu
ausencia a mi lado!.
Me
acompaña el sentir
que no
vienes conmigo
pero
que piensas en mí
y eso
da calor al alma,
reconforta
el corazón.
Los
espejos,
el
agua,
se
creen que voy sola,
se lo
creen los ojos,
sirenas
de los cielos plenos
de
estrellas titilantes
pero en
mi mano
yo
llevo estrechada la tuya,
cálida,
tierna,
que
palpita en la mía.
Soñándote
despierta
estrecho
tu cuerpo junto al mío
y
siento que tengo contra mi pecho
un
palpitar sin tacto,
cerca,
muy cerca,
de
estrella fugaz
que
viene de otra vida.
Soñándote despierta
escribo para ti mis versos de amor
escritos con notas musicales
que vuelan ingrávidos por el aire
hacia un mundo nuevo,
el nuestro.