Acertijos,
enigmas del amor,
secretos misteriosos,
impredecibles,
¿por qué el amor
puede ser una interrogante?
Porque todo se confunde
en un enigma de sentimientos.
Felicidad,
alma sin cuerpo,
¿dónde estás?,
se detiene el tiempo en medio instante
y tu presencia es ausencia.
Acertijos,
incógnitas donde el amor emerge
en una lujuria de pasiones
y un frenesí de besos.
Charadas que como jeroglíficos
se encaminan a rumbos dulces
que nos llevan a un puerto desconocido y lejano.
En mis sueños,
estamos juntos pero con olas,
brisas y soles,
te fuiste y me quedé sin tu amor.
¿Por qué no estamos juntos,
si nuestro destino es estar unidos,
sin arcanos lugares que nos separan?
Quiero que con tus caricias
mis ríos de pena y tristeza
vuelvan a su armonioso cauce,
pleno de amor,
en un paisaje dulce y vocablos desconocidos
que se vuelcan en nuevos versos para ti.
Acertijos,
¿adónde ir?
No a lugares recónditos ni herméticos,
sí a cielos azules y blancas arenas
donde nuestras huellas
como llamas de fuego
aviven nuestro regocijo y entrega total.
Éste amor es el dueño del tiempo,
de nuestro tiempo,
que hace eterno el silencio
para estar los dos frente a frente,
para ser uno solo entre dos.
Acertijos,
no más enigmas
ni oscuros pensamientos,
sí la luz brillante en nuestros encuentros
que nunca se terminarán.
Del horizonte suben ondas de resplandores,
nuestras almas se refrescan con brisas de ventura,
no más dolores ni gemidos.
Hagamos con nuestra sangre millones
de rubíes de luces temblorosas
para después volcarlos en lluvias milagrosas
sobre el nativo suelo que nos acoge
con loca profusión.
Templemos el diapasón de la tormenta
que ruge o de la brisa que suspira.
Deseos que se alzan en casta espuma
llevando la rima y las estrofas de amor
en policorde ajuste con la naturaleza prodigiosa.
Acertijos,
enigmas sin palabras,
glorias que nos llevan a nuestro mundo mágico,
entre cánticos y arrullos.
Ojos que se miran,
juegos de raudo amor en el aire
como llama azul que se colman de asombro.
Notas aterciopeladas
nos inundan de música de alas
y una agitación creciente
como un festivo clamoreo
nos lleva a nuevas pasiones.
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