Me entrego a ti mi amor,
te busco y anhelo tu presencia a mi lado.
Mi piel tiene el sabor de miel de tus besos
y mi cuerpo clama excitante
que vengas a mí y me amas.
Me entro a ti,
con mi alma deseosa de amor,
ahora,
en este instante,
ya,
sin esperar en vano al vacío absoluto
sin el encuentro de nuestros cuerpos unidos
como uno solo,
entre besos,
caricias,
ternuras,
mimos de ansiedad compartida
de llegar juntos a culminar
como si estuviéramos en nuestro Paraíso terrenal.
Me entrego a ti,
mi amor,
con toda mi pasión,
mi ardor otoñal,
con mi cuerpo aún deseoso
de ser poseído por ti.
Cuando estamos juntos
volamos hacia la inmensidad del horizonte
bajo la luz de las estrellas
que iluminan cada momento del amor que nos une,
nos estruja,
nos hace explotar con dulzuras,
con besos profundos,
casi sin ruido algunos,
otros melodiosos que piden más,
mucho más.
Me entrego a ti,
mi amor,
avivas mis deseos de ser tuya,
enteramente tuya y mi virginidad
te entrego en cuerpo y alma.
En nuestro lecho de amor,
entre azahares,
rosas,
amapolas,
verdes lotos recién nacidos
hicimos el amor con pujeza,
entre impulsos tanto esperados,
con vaivenes de entrelazos,
como con abrazos y suspiros
levemente respirados
entre besos
que nos llevan a nuestro mundo,
sólo nuestro.
Me entrego a ti,
somos dos en un cuerpo y dos almas,
entregados al amor con intensidad,
plenitud,
alborozo,
alegrías y risas sin fin.
Bailo entre tus brazos,
mis caderas sin quererlo se mueven solas,
bailando como si estuvieran en las mil y una
noches.
¡Qué felicidad!
¡Soy toda tuya!,
sólo tuya,
bajo el arco iridiscente de la bóveda
celeste que nos acoge secretamente
en nuestra íntima soledad.
Me entrego a ti con regocijo,
sin pudores,
ni tabúes,
con toda mi ternura,
mi amor,
mi dulzura,
enamorada de ti como de la vida.
¡Te amo!
Te esperé durante mucho tiempo
pero por fin me encontraste
con todo el arte de tu seducción,
tus palabras fueron sin saber la caricia
al interior de mi mundo
haciendo remover en mi cuerpo lo dormido,
lo que se había detenido en un lapso de la nada.
Vivamos tan sólo el Hoy,
es el que no unirá por siempre.
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