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jueves, 14 de septiembre de 2017

Regreso a ti


Regreso a ti,
desde el silencio verde del árbol
y los muros que fuertes defienden
contra los vientos

Regreso a ti
mi amado amante
desde tu mano ungida de amor
hasta mis dedos que se entrelazan
con los tuyos.

Tus ojos
que se abren en follajes
anegan de esperanza mis deseos
mientras recorro con un sol enamorado
las largas avenidas de tu cielo.

Regreso a ti,
pura, virgen,
anhelosa de tu amor
te nombro en voz
de silencio
recogido de tu boca.

Siento por ti
el color de la música del viento
tan leve en extensión
que sufre el labio
al amparar su son
tan breve tiempo.

Regreso a ti,
ni sé por cuanto tiempo,
quizás por un hoy o un mañana
pero puede ser por un siempre.

Mantendré con aguas descendidas
por las fieles veredas de mi pecho
en medido esplendor
de tu alabastro
y una hiedra de amor te envolverá
sobre mi seno.

Regreso a ti,
a tu mirada honda y penetrante
a tu amor lejano que lo deseo cerca,
muy cerca
para que entre más adentro
en la espesura de mi cuerpo
y de mi alma.
Seré tuya por siempre.

Te entrego el cuenco sellado
de mi gracia pura,
sangre del bienamor,
amor callado,
firme,
piedra de amor en mí plantada.

Regreso a ti,
en puntillas,
por los aires,
con los pies y piernas desnudas
para que me esperes
con tus fuertes brazos alzados
y me conduzcas a un nido entibiecido
que nos cubran con enredaderas,
flores, follajes, campanillas azules enredadas en mi cuerpo.

Regreso a ti, desnudo está mi cuerpo
y sin harturas,
colando entre mis dedos
mansa arena
y hacia adentro el deseo reverdece
puliendo artesanados
a tu ausencia.

Recorre mis sentidos sin orillas
un viento adolescente en primavera.
La estirpe de mi canto
y de la sangre se levantan
y convocan su apetencia.

Y ahora que te nombro,
amado mío
y te reclamo,
no puedes arribar por mis veredas
porque la noche oscura y misteriosa
nos separa.

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