Deseos reprimidos,
escondidos, misteriosos,
ocultos en lugares secretos del alma,
todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte
y orilla.
Deseos reprimidos,
de escapismos y
desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no
existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del
acierto.
Tratar de encontrar
el universo
cuando se aclare
la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un
mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo
al tiempo.
Deseos reprimidos
que buscan en mi
interior
la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin
cesar lo aclama.
Deseos reprimidos,
son el eco que
resuena en mis entrañas,
como los versos en mi
alma
que cantan a lo
grande
porque van conmigo
con un corazón que
las alturas ama
en un ideal cuyos
fulgores persigo.
Aspiro a que se
insinúen
en el real mundo en
que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos,
espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un
doble juego?
Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos,
una vez, mil veces,
con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones
volando
hacia altos templos
de vestales iniciales.
Deseos reprimidos,
los quiero por audaces,
los quiero por
ingenuos,
yo sé que en sus
anhelos hay horizontes
para los mundos y los
cielos.
Placeres, quereres,
poderes,
entran sin desearlos
a la porosidad lumínica
de todo mi ser.
Deseos reprimidos,
los ansío dentro de
mí,
por doquier aparecen
en cualquier lugar,
en momentos
imprevistos,
sin tener un ápice de
necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar
aprisionar al amor
entre barreras semiabiertas
para sentirme más
libre,
dispuesta a
intentarlo todo,
a descubrir lo más
obvio,
a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.
Deseos reprimidos,
íntimos,
que intuyen los
aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y
placer
para que la vida
transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes
sobresaltos,
como queriendo volar.
Deseos reprimidos,
tejedores de
urgencias, de reclamos,
de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia
terca
para poder llegar a
recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de
él…
profundo y con total
fuerza
ilimitada y necesitada.
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