Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 12 de enero de 2017
Perfumes y sabores del amor
Perfumes y sabores
del amor,
ha pasado mucho
tiempo…
pero parece que fue
ayer,
aun sigo sintiendo
ese calor y ese fuego,
como si estuviera
en un verano
ardiente.
Todavía tengo
impregnado en mí
el sudor y el perfume
que cuando ardías en
el fuego del placer,
gota a gota,
fue embriagando
cada rincón de mi
piel.
Perfumes y sabores
del amor,
mi boca guarda el
sabor a miel
que dejaste con tus
besos,
sedientos de pasión,
traspasando cada molécula
de mi cuerpo,
hasta lo más profundo
de mi corazón.
Dulce la miel que tu
panal emana,
cuando en silencio,
y con enorme gozo,
libro tu sexo,
amor, en la mañana,
y te siento crecer en
alborozo,
provoca en mí también,
cuando palpita,
un temblor similar a
los volcanes
que embelesa
y sacudiéndome,
excita a mi boca a
hacer desmanes.
Con música de acordes
exquisitos
que aparentan no
estar,
una suave brisa me
conmueve
y me provoca placeres
infinitos.
El dulzor contenido en
tanto amor,
tan agradable,
perfumes con sabor a
burucuyá,
ananás maduros,
limones dulces,
palta suave,
duraznos
aterciopelados.
El amor mana por los
sentidos.
Perfumes y sabores
del amor,
me encantan los
perfumes,
colores y sabores de
mis versos
inundan mi alma de
amor.
Pasear por el camino
del amor
es hacerlo por el
mundo de los sentidos.
¿A qué huele el amor
cuando estoy
enamorada?
Me huele a vino y a
rosa
con un perfume de
sándalos,
me huele a día y a
sol,
a primavera y verano,
a yerbabuena y a
pinos,
con aromas refinados.
Y cuando miro
y descubro tu
presencia a mi lado,
un arcoíris se
enciende en un espejo azulado
que conforma tu
mirada,
tus mejillas y tus
labios
que sonríen tu
alegría
en este sueño dorado.
El olor de la
esperanza
siempre es el más
deseado,
pues es la sal de la
vida
lo que yo siempre he
soñado.
Soliloquio de amor
Soliloquio de amor,
cuando llega la noche
no sé qué decirte…
A veces tengo para tí
un par de palabras
mas tus interminables
silencios
me dejan cual témpano
que sale del
infierno.
Soliloquio de amor,
a veces me quedo sin
pronunciar tu nombre
y entonces tus
palabras,
cual fardos, me
apabullan,
hasta dejarme sin
aire
y se ahogan mis
deseos
en solipsismos
eternos.
Soliloquio de amor,
a veces sin silencios
ni palabras
doy vueltas en la
cama
y me siento como
escarabajo,
al abismo que cae del
eco.
Soliloquio de amor,
monólogo triste y
solitario,
evocando los
sentimientos profundos
del amor que por tí
sentí.
Es ahora tan sólo un
recitando
conmigo misma,
una parte, un
parlamente completo
de insinuantes
recuerdos perdidos en el ayer.
Soliloquio de amor,
en su espejo doble de
pupilas,
ella es la tierra
tejida
en rúbrica espiral de
raíces.
Él es el viento
y sus inacabables
potros de conquista.
Mueve el follaje de
sus manos
el chisporrotear de
estirpes
aún dormitantes en la
bronca sed
de sus propias
semillas.
Soliloquio de amor,
los espectros amantes
son estatuas
que el mar no
distingue.
Su beso es sucesión
de un sueño
rodado en líneas de
arena,
una playa donde Dios
olvidó sus húmedas
siluetas.
Soliloquio de amor,
en los prados de tu
huerto,
a la luz del
plenilunio,
se moría cada flor en
cada palabra
y concurriendo a una
extraña complicidad de infortunio
en el rosal de mi
vida,
se deshojaba el amor.
Soliloquio de amor
que me dan todas las
lágrimas del mar.
Mis ojos están secos
y yo sufro unas
inmensas ganas de llorar.
Estoy triste
porque nuestros
mustios corazones
nunca estarán juntos.
Soliloquio de amor,
monólogo triste y solo
como un incipiente
retoño de flor
en un camino sin
sendero.
Perturbación
Tus palabras
perturban mi alma,
me estremecen toda
como si un intenso
temblor
de la Tierra,
me sumerja hasta el
último todo.
Cuando escribes,
no eres una mujer,
eres un paisaje para
ser admirado,
mi imaginación se
trastoca
y voy
casi sin darme
cuenta,
hacia ti,
amado amante.
Enredo mis
sentimientos,
en tu boca,
porque no pude darte
el beso,
que trémulo
e inquieto
jugaba en mis labios.
Perturbación total
mi corazón, aún en la
distancia
late muy aprisa
pensando en ti,
confundiendo
mis sentimientos
de no enamorada
en sinceros anhelos
de encontrar
fuegos en mis versos
y en los tuyos.
Me confundes
cuando al susurrarme
musa floreciente,
afirmas que nuestras
almas
se fusionaron
con esa fuerza
estruendosa
que es el amor.
En mis ojos, sí,
encontrarás el
destello de luz
de una mujer
apasionada
que la proyecta en
una sola mirada.
Perturbación,
sí, perturbación
de que alguien,
sin siquiera tocarme,
piense en mí
al leer mis poesías
sensuales y
románticas.
Sí, es cierto,
soy un manantial de
ternura,
de amores profundos,
inolvidables,
que sabe que
en alguna parte de
este planeta
alguien piensa en mí.
Escribo,
perturbada mis
poesías
cargadas de pasión y
sensualidad
como una mujer
luminosa y
transparente
como un sol,
como tú me veías.
Soy una musa distante
para alguien que como
poeta
escribe al amor
por estar enamorado
de la vida
y como yo,
siente que el verbo
de la vida es amar.
Me perturba tu pasión
lejana,
floreciendo mi alma
en estruendosas
flores
del campo del amor.
Pienso que algún día,
hoy,
mañana,
en otra vida,
nos despediremos con
el beso
que sigue jugando en
el aire.