Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 5 de abril de 2017
Te estoy queriendo
Te estoy queriendo,
casi sin saber cómo
ni por qué.
Mi tierra estaba yerma,
resquebrajada,
seca,
sin vida,
muerta,
esperando torrentes de gotas simientes
y apareciste tú,
en silencio adormecedor,
con un atisbo de amor.
Te estoy queriendo,
antes era yo una mitad,
una sola, vacía,
restellante de luces,
con tan sólo medio abrazo apenas
y apenas medio beso
y sólo tú
eres quien puede completarme.
Te estoy queriendo,
tu risa como diablillo
que en mis venas pirueteas,
hace latir mi corazón a prisa
y en mi mente fluye y refluye tu voz
cantarina y risueña.
Te estoy queriendo
y soy feliz,
la alegría en mí
parece ser un remolino de sol
corriendo por los campos.
Y te aguardo,
sin magia y sin milagro
ya que un dorado vórtice
inundará el cauce de mis noches
que ya no serán solitarias.
Te estoy queriendo,
despacito,
sin apuros ni desgastes
sólo mi amor se va asomando en tu horizonte
ya no tan lejano.
Cuando el cielo se afina
al conjuro de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en mis pensamientos
teniéndote a mi lado
como un reportero del alba.
Te estoy queriendo,
naciste al son de mis deseos
viola de amor,
entre cánticos y risas
modelados en nácar verde.
En los duros biseles del silencio,
inmóvil y solitaria te esperaba a ti,
mi señor de la risa.
Crecías hacia adentro de mis dedos
cuando tocabas desde lejos mi piel
y al rose y al llamado de tu voz
se alza mi sangre con poemas.
Te estoy queriendo,
te imagino apoyado en la mañana
circuida de luz en primavera
ascendiendo la vida de tus hombros
y en tus manos
temblando una estrella.
Tu risa, ¡oh, tu risa!
Es eco de alegría desdibujada
desde la distancia.
Tu voz ¡ah, tu voz!
Suave,
tierna,
con inflexiones espléndidas de sabiduría.
Tú, el único.
Te estoy queriendo,
imagino el pálido rocío de tus ojos
y mi corazón impulsa por mis sentidos
sangre nueva,
¡loor a la risa y al amor!
Vientos de amores nuevos
Vientos
de amores nuevos
que se
deslizan por mi piel,
dándome
caricias dulces,
tiernas, aterciopeladas.
para mi
blando corazón
que
necesita mimos, besos,
y
signos de amor.
Vientos
de amores nuevos,
me
buscan y me persiguen,
se mueven
como alas batientes
por
todo mi cuerpo estremecido,
llenando
toda mi alma enternecida
que
sólo siente el amor nuevo
que
hace tañir con campanillas de cristal
mi
cuerpo entero.
Ayer acaricié los vientos
de
amores nuevos, uno por uno,
buscando
el verdadero, el único,
el que
me hiciera estremecer de amor.
¿Es
aquél? ¿O aquél otro?
¿O éste
que se acerca suavemente?
¿O el
que en silencio de amante, roza
mi piel?
Mis
vientos de amores nuevos
hacen
remolinos con mis dos brazos
que
giran como aspas perdidas,
desbrozando
malezas
o
blandiendo una causa.
Vientos
de amores como mariposas
que
vuelan en el aire de la mañana
besando
las flores
y
llevando a caminos desconocidos
el
polen dorado
que es
filtro de esperanza.
Vientos
de amores nuevos,
que
como remolinos, confluyen
en
todos mis raudales.
Miles
de ojos que no se alquilan,
desde
mi cabeza, miran hacia abajo
lanzando
grandes lagrimones
que
purifican mi cuerpo
para
esperar el amor nuevo.
Vientos
que velan mi vida
y
frente a ellos, aprendo lo que soy:
un momento
de esa larga mirada
que te
ojea desde hoy,
desde
ayer, desde mañana
Vientos
paralelos en el tiempo,
me
protegen, me cuidan
siento
sus caricias.
Vientos
de amores nuevos,
que
entre giros
enlazan
hilos de encaje.
¡Son
una clase!
¡Son mi
rumbo!
Me conducen
entre peregrinaciones
a
amores nuevos, tiernos, verdaderos,
arriban
a mi cuerpo traslúcido
ya que
llegan hasta el alma
y se
quedan a mi alrededor
para
que el hallazgo sea al final,
trémulo
de dicha
para
que encuentre al otro lado,
su
cuerpo,
el del
amor,
último
y cierto.
Ese,
que inútilmente
esperarán
las tumbas.
Quisiera que estés presente
Quisiera que estés
presente
con el color de tus
ojos
o tu voz o tu risa.
¿Lo sobrenatural
nació quizás contigo?
Hoy estoy pensando en
ti…
como lo hice ayer y
lo haré mañana.
Mi mente repite tu
nombre,
mis labios lo gritan,
mi cuerpo extraña el
calor de tu cuerpo.
Te extraño,
extraño el sabor de
tus labios…
Extraño la caricia de
tus manos.
Quisiera que estés
presente,
aquí a mi lado…
Quisiera poder besar
tus labios
y tomar tu mano.
Pero no puedo,
no estás presente
y te busco en una
búsqueda incierta,
inasequible, eterna,
jugando con nosotros
a será o no será.
Sé que te encontraré,
estaré siempre al
acecho
en las altas
madrugadas
por si cruzases por
mis soledades
entre alas invisibles
que se cruzan
y envuelven mi cuerpo
esperándote.
Quisiera tenerte a mi
lado
en el frescor de mi
cuerpo enternecido
donde la hierba se
siente ya iniciada
entre musgo verde y
recién brotado,
entre la sombra de
los sauces inclinados.
Quisiera que estés
presente
y te entregaría un
poema de amor
como puñado de agua
límpida,
entre un espejo
agradecido
donde acontece
tamizada la tarde.
Estaré contigo
agradecida
de tenerte entre mis
brazos
pero es ardua la
empresa,
la curva se endereza
y pienso que sin
acertar el rumbo ni la escala estaría
mi cuerpo contra el
tuyo
en la alta luz que
con ímpetu resbalaríamos
en nuestro nido de
amor.
¿Cómo apresar la
sosegada llama
que te entibia los
ojos?
¿O el frenesí que tu
mirar proclama
cuando se incendia
pródigo de rojos?
Quisiera que estés
presente
desvivida por besarte
y mi piel en este
estío enamorado
tiembla como
adolescente enamorada
y hasta mi corazón
multiplicado,
arde entre las ramas
del cerezo.
Hollo mi memoria en
una espera cotidiana,
corriendo por mis
venas
mi amor para ti
consagrado,
ajena a la honda
espera
que el tiempo
riguroso sazona.
De repente, llegaste,
como llegan las
nuevas
que sacuden las
entrañas,
tiembla el aire,
temblamos los dos tan
sólo con mirarnos,
empañadas nuestras
voces,
quebradas nuestras
alas sólo sonrisas y cantos,
besos sin fin
hundiendo nuestras cabezas
confundidas entre
nuestros regazos.
Quisiera que estés
conmigo
siempre ya que
hambrienta de tu amor
estoy y mi cuerpo
puro y casto
te reclama fatigando
mi corazón
y mi respiro.
¡Quiero vivir los
besos
con sensación de
retorno siempre!