Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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martes, 2 de mayo de 2017
El silencio del viento
El
silencio del viento,
me
estremece, me acuna, me mece,
como
si fuera mi amado ausente.
entre
ráfagas sin sonido,
mi
cuerpo siente instantes de dicha y placer.
estoy
contigo.
El
silencio del viento
Desde
más allá, lejos, a la distancia,
el
eco del silencio quiebra por instantes mi soledad.
sé
que estas pensando en mí siempre.
Y
en el aire del silencio del viento
lloro
a las sombras en el rumor de mi alma,
que
se acerca irrealmente a tu lecho,
quieto,
muy quieto…
a
fuerza de silencios y de besos.
El
silencio del viento,
Me
siento engañada,
porque
llega el día
Y
en mi gran lecho vacio, limpio,
sin
señales de las almas
otra
vez me confirman con dureza, la soledad,
diciendo
que todos eran encuentro fugaces aquí abajo
de
las luces distantes, azares sin respuesta,
No,
ni carne, ni alma.
El
silencio del viento,
Callado,
calmo, vago,
como
las sombras grises y palpitantes
que
no se pueden besar
si
no es poniendo los labios en el aire
contra
algo que pasa
Y
se pierde.
¡Tiemblo
por dar cariño a la nada!
El
silencio del viento,
¿Y
si no fuera verdadero en silencio del viento,
fugaz,
huracanado, suave briza o tan sólo
un
soplo de aire seco y húmedo
que
pasa por mi lado sin darme cuenta,
sin
siquiera tocarme?
¿
y si no fueran las sombras del silencio,
sombras
sin formas?
¿Si
las sombras fueran en verdad reales
yo
las estrecharía a mi cuerpo
con
el viento danzando a mi alrededor
las
besaría,
me
palpitarían encendidas entre mis brazos,
todas
miedosas de carne?
El
silencio del viento,
Se
acerca con alfabetos de letras
que
se clavarán en el aire alto del más allá,
luminosos
en el cielo
Y
se guardarán en un mundo perdido
ya
que todas las almas en el silencio del mundo…
sienten
su curso como las estrellas
que
vivieron en valles floridos de la tierra
Y
besaron labios humanos.
El
silencio del viento,
Volverá
con su presencia pura
para
recomponer el mundo con sólo recuerdos vagos
dentro
de la niebla de los destinos humanos.
silencio
que arroja a los cielos las alegrías,
los
disimulos, los tiempo, las palabras,
antifaces
leves sin luz ni eternidad.
Mientras te espero…
Mientras te espero…
mi cuerpo tiende a caer,
mi mente no quiere reaccionar,
mis palabras mudas estarán.
Te esperé…
ansiosa de tu regreso,
pero siento la trágica fatalidad
de no ser más
que una marca en un cuerpo
que huyó de mi lado.
Mis labios se han secado,
sedientos de tus besos,
sin ellos
es austero el firmamento.
Mientras te espero…
has dejado tu marca
en el fuego de mi pecho.
Florilegio de mi pulso enamorado,
que dirige cada hueso de mis dedos
que rasgan las cuerdas del violín
mientras te espero.
Sabes ya que no eres,
hoy, aquí, más que el recuerdo de tu planta,
que un día arrastró
la arena que llamamos tiempo.
Tú, ahora, en mí
eres hoy, sólo huella de tu huella,
de aquella
que
marcaste entre mis brazos.
¡Sensación de retorno!
Pero, ¿De dónde?
¿Dónde?
Allí estuvimos, sí, juntos
para encontrarnos y amarnos,
pero las presencias de siempre no bastaban.
Los besos se quedaban a medio vivir
de nuestros labios,
no sabían volar en una plenitud total.
Mientras te espero…
escribiré versos,
versos que desgarren el alma.
En su primer intento,
versos que simulen estrofas,
pero tú,
eres la poesía que pierdo.
Mientras te espero…
recuerdo mi mirada mirándote,
sentía paraísos,
virginales jardines de ti,
donde ahora, sin luz, ya no se puede entrar.
Por eso, nos marchamos,
se deshizo el abrazo,
se apartaron los ojos,
dejaron de mirarse,
para buscar el mundo donde nos encontráramos.
Y, de pronto, nos encontramos,
Sí, allí.
¿Cómo fue el encuentro?
¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos con las manos,
buscándonos a tientas,
con los gritos clamando,
con los besos que el vacío besaban?
¿Con choque de materia y materia,
combate de alma contra alma,
que a fuerza de contacto se convirtió
en victoria gozosa de los dos,
en un prodigioso pacto de amor
de tu ser con mi ser, enteros?
Mientras te espero…
sucedió el milagro,
tan sencillo,
como una luz que se encuentra con otra luz,
y queda así iluminando el mundo.
Y aquí, dentro de nuestras almas,
pervive el prodigioso saber que nos hallamos
y que mi dónde está
no sufre memoria.
No sé quién eres
No sé quién eres,
ser anónimo,
desconocido,
que quiere entrar
por resquicios de mi
entreabierta vida
para escudriñar mi
alma
que como alba nube
se eleva hacia el
infinito.
En los duros biseles
del silencio,
inmóvil como águila
señera
no permitiré que
hurgues mis deseos
ni roces el llamado
de mi voz.
No sé quién eres,
te desconozco,
tu voz es extraña
para mí,
te desconozco en mis
miradas,
desnuda o disfrazada.
Eres el desconocido
por estas tierras de
mi hoy
y de mi mañana.
No quiero tener cerca
el aire que te cerca
la garganta
ni despertar en tus
pupilas
por no apoyar mis
ojos en el aire.
Tus llamadas son nada
para mí,
tú no estás en el
verde levantado del árbol
donde pierdo mi
albedrío
y en el viento
caliente del estío,
ni en la orilla del
mar enamorado.
No sé quién eres,
tú estás contra un
muro hablando
y mis sentidos crecen
a tu espalda,
flamígero cipreses en
hilera
y por los aires un
círculo amarillo
huye demudando mi
casta y pura alma.
Quieres hurgar la
raíz de mis sentidos vedando
con tu figura con un
cerco de jóvenes olmos
mis poemas de amor
que se esconden de
ti,
el desconocido.
No sé quién eres,
muda su verdura el
monte nuevo
con un temblor tocado
de rocío
y tú el anónimo como
un árbol
doncel quieres
irrumpir en mi vida
con un viento por
vientos perseguidos.
Crece en mí una
hiedra pálida
de dudas ahogando
en desazón al
pensamiento
y buscas de tener las
horas de la espera
en la ramazón
elástica del viento.
No sé quién eres,
sólo sé que estás
rezagando mi camino
como cruz que aprieta
las nubes contra el
cielo.
Es inútil que me
busques
me persigas con tu
voz,
tú pisas otro suelo
y lo ignoro cuál es
tu anhelo,
yo soy vagabunda del
cielo,
tú un vagabundo de la
tierra.
No sé quién eres,
no me busques, no me
podrás hallar,
la luna es una nota
errante
que se extravió de su
cantar
y con su luz
agonizante me esconde
y entre secretos me
cobija
para que tú no me
encuentres jamás.
No sé quién eres
y prefiero no
saberlo.