Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 6 de diciembre de 2017
Angustia del insomnio
Angustia del insomnio,
horas vacías en las noches sin tiempo,
pasos lentos, sin rumbo,
trocan el espacio pequeño
en una extensa caverna.
En las penumbras,
monstruos y fantasmas actúan
muchas absurdas escenas,
la angustia las recorre una por una.
Vieja melancólica,
por viejos recuerdos de amor,
por nuevos temores de volver a sufrir,
se agazapan sigilosamente
para asaltar mi alama abatida
por no estar junto a ti.
Angustia del insomnio
sumergida en el silencio de la noche,
con la angustia de la ausencia de Morfeo,
se agolparon en mi mente los recuerdos
de las plumas y pinceles del ayer.
Ya no más poesías de amor,
sólo letanías de dolor por no tenerte.
Necesito tu amor,
tus caricias,
tus manos en mis senos,
recuerdos indestructibles
que endulzan mi mente
huérfana de sueños,
sumergida en el tiempo.
Mi vida es ahora una tierra yerma,
resquebrajada,
seca,
sin vida,
muerta,
esperando torrentes
de gotas de tu simiente.
Angustia del insomnio,
sólo el viento,
el sol,
el polvo que se une con el cielo
formando un puente
para ascender al infinito
y en mi duerme bella
ya no más insomnio,
me abrazo a ti.
Los cerros callados
en tensa espera,
escuchando el silencio,
silencio anodino,
adormecedor,
eterno.
Angustia del insomnio
quebrada por el graznido
de algún pájaro
o por los pasos rápidos
de un roedor en acecho,
el tiempo queda en suspenso,
esperando por ti.
El desierto,
espejo de mi vida,
vibrante y seca
espera torrentes de gotas de rocío
que resquebrajen mi rostro
para poder seguir en suspenso,
esperando el regreso a mi vida
ahora vacía de ti, amor,
al cual espero,
voceo tu nombre mil y una vez
al aire caliente de mi vida seca.
Plenitud sublime
Plenitud sublime,
integridad
insuperable es vivir amando
como la única razón
y la verdadera
expresión
de ser la misma Vida.
Amor tan sublime que
nada expresa,
tan inmaculado que
brilla por el infinito,
así es el amor que por ti siento,
teniendo en mi laúd cantares
y en el rosal de mi
cariño, flores.
Plenitud sublime de
vivir,
amor que llena mi ser
con infinita alegría,
pon en mis versos el
tesoro
de las alboradas de
plata,
de los mediodías de
oro
y de las tardes de escarlata.
Dame a beber la
poesía
en el raudal de
inspiración
que es fragor de
lucha
en el día y en la
noche meditación.
Plenitud sublime,
plétora excelsa
que como un himno
todo lo ennoblece,
todo se agranda a sus clamores,
el firmamento
resplandece,
la tierra se colma de
flores.
El amor, el
verdadero,
nacido de mi alma
sonora
con la armonía de
flotantes alas,
desciende por
diáfanas escalas
a bañarse en la
fuente bullidora.
Plenitud sublime,
que hace que la
inspiración
se colme de recuerdos
excelsos
de los momentos en
los que estuve
entre tus brazos,
riendo entre
vibrantes notas.
Siempre hay estrellas
que brillan en la
noche de mi alma
cuando pienso en ti.
El deseo y el amor
en un instante de
semblanza
nos conducen al
espacio
con las alas de todas
nuestras canciones
para llegar hasta
altas nubes
plenas de radiantes
ilusiones.
Plenitud sublime,
grandiosa en su
clamor,
dilata el paisaje y
un temblor
de encaje pone en el
follaje.
Amor, luz que el
cielo envía
como poesía de la
noche fría,
luz toda dolor
por ser toda sueño de
blanca belleza.
Plenitud sublime,
inesperada,
sorprendente, apasionada,
con instantes de gozo
y de pasión,
nuestras almas se
buscan
por nuestro diferir
como por un camino
donde no hay
despedidas.
Y al final, el
hallazgo, el contacto,
la unión pura
brotando como río sin cauce
en un agua quieta
y sólo estaremos tú y
yo,
uno y uno,
en un solo rostro,
amor, que les sonríe.
Plenitud sublime,
en lenta y arrobada
calma
buscamos la unidad, labio con labio,
acunándonos unidos en
una paz cierta y plena.
En mi sueño de poeta
me visto de estrellas
para brillar para ti
y nos abrazamos
unidos
en carruaje de cristal
donde nos amamos con
pasión
en nuestro Universo
de amor
en el que el silencio
nos une.
Deseos reprimidos
Deseos reprimidos,
escondidos, misteriosos,
ocultos en lugares secretos del alma,
todo en ellos son canjes,
ola y nube, horizonte
y orilla.
Deseos reprimidos,
de escapismos y
desapariciones,
vuelos a otros mundos
donde la lucha no
existe
y donde está velando
en puro juego
ese ardoroso buscar
en la plenitud del
acierto.
Tratar de encontrar
el universo
cuando se aclare
la razón final del movimiento,
del no moverse,
del esperar un
mediodía sin tarde,
la luz en paz,
renuncia del tiempo
al tiempo.
Deseos reprimidos
que buscan en mi
interior
la plena consumación del amor pasional,
sensual, del amor,
igual, igual,
que de tanto ardor
me conduce al sosiego
mientras mi lira sin
cesar lo aclama.
Deseos reprimidos,
son el eco que
resuena en mis entrañas,
como los versos en mi
alma
que cantan a lo
grande
porque van conmigo
con un corazón que
las alturas ama
en un ideal cuyos
fulgores persigo.
Aspiro a que se
insinúen
en el real mundo en
que vivo.
¿Qué buscan?
¿Qué esconden?
¿Amares tumultuosos,
espontáneos, vibrantes,
sin doblegarse a un
doble juego?
Deseos reprimidos,
quiero alcanzarlos,
una vez, mil veces,
con decisión inequívoca,
con prisa desatada,
con mis ilusiones
volando
hacia altos templos
de vestales iniciales.
Deseos reprimidos,
los quiero por audaces,
los quiero por
ingenuos,
yo sé que en sus
anhelos hay horizontes
para los mundos y los
cielos.
Placeres, quereres,
poderes,
entran sin desearlos
a la porosidad lumínica
de todo mi ser.
Deseos reprimidos,
los ansío dentro de
mí,
por doquier aparecen
en cualquier lugar,
en momentos
imprevistos,
sin tener un ápice de
necesidad,
de poder, de poseer,
de intentar
aprisionar al amor
entre barreras semiabiertas
para sentirme más
libre,
dispuesta a
intentarlo todo,
a descubrir lo más
obvio,
a lograr el descubrimiento
del deseo realizado.
Deseos reprimidos,
íntimos,
que intuyen los
aromas del amor,
que dan vitalidad,
fuerza, ternura y
placer
para que la vida
transcurra sin tregua,
con pausas moduladas,
sin insistentes
sobresaltos,
como queriendo volar.
Deseos reprimidos,
tejedores de
urgencias, de reclamos,
de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero con insistencia
terca
para poder llegar a
recoger
el aroma del mundo
y sentirse dentro de
él…
profundo y con total
fuerza
ilimitada y necesitada.