El
camino del silencio,
nos
llega hasta el alma,
sin
saber de qué ausencias
de
ruidos está hecho.
¿Son
letras, son sonidos?
Es la
lengua antigua del paraíso,
sones
primeros, vírgenes,
tanteos de los labios
cuando
en el aire del mundo
se
estrenaban los nombres
de los
gozos primeros.
El
camino del silencio,
que los
dos unidas nuestras almas
recorremos
íntimamente
en una
realidad que no deja huella,
en
memoria ni en signo en la paz
de
intactos cristales
que nos
libera del ruido, de la sombra.
El
camino del silencio,
nos
remonta juntos, muy juntos
a las
nubes altas como manantial de dicha
que
suave emana entre libros,
flores,
pájaros y sueños.
Nuestros
pasos ni resuenan
en la
acera solitaria
y se
pierden en la cinta del eco
enredada
en la cabellera de los árboles.
El
silencio nos rodea entre luces y sombras
uniéndonos
en la salud luminosa de las sonrisas.
Nuestras
manos se tenderán
para
recibir las rosas de las caricias.
El
camino del silencio,
nos
lleva a senderos
entre
montañas y estrellas rutilantes.
Nuestro
amor, silencioso y profundo
es como
un árbol florecido, río de música,
llovizna
de jazmines
que nos abraza con total intensidad.
El
camino del silencio,
nos
conduce a lo hondo de nuestra alma,
nos
ampara, nos salva,
con su flor de cielo
envolviéndonos
con guirnaldas y collares
sin
sonidos ni sones.
Iremos
juntos como tordos de niebla,
recorriendo el verde campo
de
amapolas florecidas.
El
camino del silencio,
iluminado por los rayos áureos de la luna
nos une
cada instante más,
no son
necesarias las palabras,
el amor
nos rodea
y en un
abrazo profundo
bajo el
sauce lánguido de la noche nos envuelve.
Sólo el
silencio nos rodea
y
nuestras manos estremecidas
se unen
en el mar de mi regazo
tras
los sueños liberadores del tedio.
A
través de nuestro silencio compartido
llegaremos a las islas
que
jamás cruzan
las crueles aves del tiempo
y vamos
tras la azucena jubilosa
del amor límpido y puro.
Vamos
juntos abriendo
el
tupido follaje de misteriosas selvas
tras las calandrias y las rosas
de
primaveras lejanas.
El
camino del silencio,
con una
inmensidad amorosa
convertido
en puente al infinito
nos
conduce,
castos,
transparentes, serenos.
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