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domingo, 8 de abril de 2018

El camino del silencio


El camino del silencio,
nos llega hasta el alma,
sin saber de qué ausencias
de ruidos está hecho.

¿Son letras, son sonidos?
Es la lengua antigua del paraíso,
sones primeros, vírgenes,
 tanteos de los labios
cuando en el aire del mundo
se estrenaban los nombres
de los gozos primeros.

El camino del silencio,
que los dos unidas nuestras almas
recorremos íntimamente
en una realidad que no deja huella,
en memoria ni en signo en la paz
de intactos cristales
que nos libera del ruido, de la sombra.

El camino del silencio,
nos remonta juntos, muy juntos
a las nubes altas como manantial de dicha
que suave emana entre libros,
flores, pájaros y sueños.

Nuestros pasos ni resuenan
en la acera solitaria
y se pierden en la cinta del eco
enredada en la cabellera de los árboles.
El silencio nos rodea entre luces y sombras
uniéndonos en la salud luminosa de las sonrisas.

Nuestras manos se tenderán
para recibir las rosas de las caricias.
El camino del silencio,
nos lleva a senderos
entre montañas y estrellas rutilantes.

Nuestro amor, silencioso y profundo
es como un árbol florecido, río de música,
llovizna de jazmines
 que nos abraza con total intensidad.

El camino del silencio,
nos conduce a lo hondo de nuestra alma,
nos ampara, nos salva,
 con su flor de cielo
envolviéndonos con guirnaldas y collares
sin sonidos ni sones.
Iremos juntos como tordos de niebla,
 recorriendo el verde campo
de amapolas florecidas.

El camino del silencio,
 iluminado por los rayos áureos de la luna
nos une cada instante más,
no son necesarias las palabras,
el amor nos rodea
y en un abrazo profundo
bajo el sauce lánguido de la noche nos envuelve.

Sólo el silencio nos rodea
y nuestras manos estremecidas
se unen en el mar de mi regazo
tras los sueños liberadores del tedio.
A través de nuestro silencio compartido
 llegaremos a las islas
que jamás cruzan
 las crueles aves del tiempo
y vamos tras la azucena jubilosa
 del amor límpido y puro.

Vamos juntos abriendo
el tupido follaje de misteriosas selvas
 tras las calandrias y las rosas
de primaveras lejanas.

El camino del silencio,
con una inmensidad amorosa
convertido en puente al infinito
nos conduce,
castos, transparentes, serenos.

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