Historias de vida
Historias de vida,
innumerables momentos que no caerán en
el olvido,
instantes de felicidad y amor,
instantes dolorosos, hirientes , que hicieron
sangrar mi corazón.
Debo recordar porque es parte
de mí existir,
debo recordar los momentos
gratos y los momentos críticos de pocas esperanzas.
Debo recordar todo,
absolutamente todo,
porque cada instante es una
experiencia de vida.
La blancura vacía de mi lecho
sin ti,
se puebla de recuerdos no teñidos,
la recorren presagios.
Son rosados de aquel rosado
cuerpo que tú eras y brota,
inmaterial masa de sueños tu
inventada figura hasta que
llegues.
Historias de vida que no se
olvidan,
allí en la oscura noche
cuando el silencio lo permite todo
y parece la vida, el oído en vela
, escucha vaga respiración,
suspiros en eco, sospecho del
estar un cuerpo
al lado que poco a poco
desaparece
en un lapso corto y lastimero.
Historias de vida ardiente,
apasionada, triste,
Doliente, apesadumbrada,
llorosa, pero auténticas.
Vividas con todo el ardor, la
paciencia y los te quiero y no te quiero.
Por eso nuestra vida no
parece vivida, desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas dejó detrás.
Si quieres recordarlas, no
mires donde se buscan siempre las huellas y el recuerdo.
No te mires el alma, a la
sombra, a los labios.
Mírate bien la palma de la
mano vacía.
Historias de vida, son páginas,
las páginas de colores que cambian
continuamente predomina el blanco y el negro, felicidades y pesadillas, risas y
llantos.
¿Cómo pasan esas páginas de
nuestras vidas?
Ahora, ¿Cuál vendrá la gris, la
azul fuerte, la azul clara? ¿Puedo preguntar lo mismo que preguntaba ayer que
respondió la noche a medias estrellada?
“los
años y la vida,
¡qué diálogo angustiado!”
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