Miedo a amar
Miedo a amar, lo sentimos en un instante
inesperado,
pero igual amamos y dejamos que nos amen.
Miedo a pasión desbocada,
miedo a hacer ramas entrelazadas
que unirían como un bosque umbrío nuestro
existir
bajo los gajos confundidos de los ligustros
anhelantes
miedo a ser naturaleza viva
en la naturaleza ya muerta.
No somos del aire que perdura,
somos tiempo tan sólo.
Y la naturaleza se despierta para alegrar
tu llegada hacia mí,
las garzas destacan en el espacio su alada
claridad,
anunciando que estás cerca, muy cerca de
mí.
hasta los racimos de púrpura salvaje
cuelgan en el ceibal,
donde canta su trovar matutino su célebre sabia.
Miedo a amar, mientras nuestros corazones
ajustan su rítmico latir
con una cadencia que inspira un millón de
notas que nos subyuga.
Y en un millón de arpegios nos levanta
cuando al brillar la aurora todo el paisaje
canta.
Miedo a amar, ¿Por qué?.
Amar es lo más preciado del mundo.
La luna amanece despierta entre el rumor de
nuestros besos
y cambia de color entre las nubes altas del
otro horizonte.
Apoteosis del amor, los pinos majestuosos
muestran gozosos
la arquitectura musical de sus ramas,
anunciando a las golondrinas del aire el
júbilo de nuestro encuentro.
Miedo a amar, no, amar es vivir
intensamente.
“Mitad en la luz
y mitad en la tiniebla
mi mano te lleva a mi cuarto
para
sellar los portones
del deseo”
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