Después de tu amor,
me siento vacía,
sin tus alegres risas y besos
cosquillantes
y entre luces agonizantes
busco el amor que no supiste retener.
Te llamo vigilante y sigilosa
y camino de noche
como un pequeño fantasma
silencioso.
Me diste la leve sombra
de tu mano pasando por mi rostro,
me diste el frío,
la distancia,
tu cruel indiferencia,
me dejaste sin siquiera decir
¡un adiós!.
Después de tu amor
sólo pienso en el placer
que juntos inventamos.
¡Qué vanidad la mía,
imaginarme que pude darte todo el
amor,
la dicha,
itinerarios,
música, canciones!
Es cierto que es así,
todo lo mío no te alcanzó
para llegar juntos
a la cima perfecta del amor.
Siempre fuiste mi espejo,
para verme tenía que mirarte y
ahora,
de pie,
ante el reflejo,
interrogándose cada uno a sí mismo,
ya no nos miramos,
ya ni desnudos,
ya no me amas,
mi amor.
Después de tu amor,
al extinguirse el último de los sagrados
sones,
levántanse del fondo de mi alma
las visiones de los momentos cuando
estábamos juntos
y puéblense de sombras el ambiente que me
rodea.
Después de tu amor ya no soy la
misma.
¿Y cómo voy a serlo?
La nobleza del ideal me vio
siempre a tu lado
y hoy que la vida a declinar
empieza
se encuentra mi corazón,
solo y cansado,
pierdo el camino
al perder la ilusión que fue mi
guía.
Y entre las sombras
una voz se escucha que me dice
“¿seguir?”,
¡si no se llega!.
Y seguir es luchar,
¡qué inútil lucha!
Después de tu amor
¿por qué,
después,
lo que queda de mí es sólo un
anegarse
entre las cenizas sin un adiós ni nada más
que el gesto de liberar las manos?
Antes, en el ayer del amor,
lejos,
muy lejos,
donde nadie nos tocaba ni nos
veía,
solos y juntos,
construíamos nuestra felicidad,
hecha con amores,
sostenida por dulzura,
protegida con confianza,
creada con anhelos de vida
juntos.
¿Qué te pasó?
Desapareciste en la oscura noche,
entre un tintinear de llaves
que anunciaban tu partida.
Nosotros,
que nuestro cielo era todo alado
de olvido,
parece que lo sucedido fue tan sólo un sueño.
Después de tu amor,
ya sobre tu arpa,
ahogando sus rumores
el tedio pesa y el silencio flota.
Ya nunca más te besaré en la
frente
y mis versos ahora giran,
se deshojan,
se van diáfanos sin llegar al papel
que los espera ansiosos,
quieren que el amor se vuelque en ellos.
¡Imposible!,
estuve durmiendo entre el mago
azul de la mentira.
¿Nadie te ha dicho que el soñar
consume?
No quiero más pensar en ti.
Trataré de ser yo misma hasta el
fin de mis días,
recordando los momentos de
alegría y felicidad.
Y cuando el mundo
parece estar bajo los efectos de un
encantamiento,
saldré libre y airosa,
sin tristezas ni lloros
a encontrar la verdad,
la fuerza de la vida,
el amor pleno,
total,
verdadero y surgirá la poesía audaz,
inquieta,
fantasiosa,
sensual,
en el rojo resplandor del
crepúsculo
y en la nocturna soledad secreta.
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