La
vida me lastima,
desde
el momento desde que me dejaste abandonada y sola,
el
dolor me abruma, me hiere,
me
estruja el corazón desgarrándolo,
en
mil pedazos de cristales,
acrisolados
y rotos,
filosos
como dagas punzantes.
Te
escapaste con la intención sobrecogedora,
de
no verme más.
Y
te pregunto:
¿a
qué lejanía te fuiste?
¿en
qué parte del universo te encuentras?
Yo
sigo sola, escombro adelante,
solamente
escombro,
hollando
voy los rastros de tantas perfecciones abolidas.
Años,
siglos, por siglos acudieron a mí, a mi tormento,
a
posarse en él.
rezumaban
sufrimiento y dolor.
La
vida me lastima,
te
marchaste a prisa y yo como lenta rueda,
voy
subiendo hasta el cielo en tu búsqueda.
Piso
añicos de tiempo.
Camino
sobre los días lentos,
en
ardorosas noches en la alta madrugada,
sigue
en su empeño de buscarte.
De
pronto, furtiva y rumorosa una sombra cruzó a mi lado,
como
un galope antiguo, de caballos salvajes,
eras
tú que huías.
Luego
lancé un grito desesperado,
lleno
de furor y de combates,
por
la rabia de haberme dado cuenta ,
que
te habías ido de mi lado.
La
vida me lastima,
a
ti se te derrumbó la hombría,
se
te fue achicando y deshaciendo líquida,
rojiza
y pegajosa,
porque
dejaste de ser humano.
A
gritos desde un lugar que ignoro,
pero
en mi cuerpo se alza erecto, vibrante , mi amor.
Loca,
loca,
loca
de pasión por ti.
A
pesar de que nunca más te veré.
¿Por
qué esta sed que crece desde adentro,
urge
el deseo y trueca lo deseado?
¿Por
qué este inexorable desencuentro entre tu
y
yo, si yo siempre te estuve esperando?
Mis
poemas acuden al papel,
escribiendo
estas cartas de amor que son para ti,
mi
amado amante,
pero
que tú nunca leerás.
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